Tengo que confesar una cosa… tengo una hermana vegana. Es broma lo de 'confesar', pero no el respeto de mi hermana con los animales. La realidad es que empezó como vegetariana hace más de veinte años y hace también muchos que es vegana. Es más, incluso emprendió, siguiendo esa forma de vida, y montó una pastelería industrial vegana. No todas las historias empresariales acaban bien y esta no acabó bien. Es posible que parte de la culpa del fracaso empresarial, si se puede llamar así –ya se sabe que 'unas veces se gana… y otras se aprende'– fue que la sociedad no estaba todavía preparada para este tipo de negocios. En emprendimiento tan malo es quedarse atrás como emprender demasiado rápido.
Turismo ‘veggie’
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