Agricultores y ganaderos, durante unas protestas en Guadalajara. | Efe

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El campo está en pie de guerra. Me parece que desde que tengo uso de razón, los agricultores han estado movilizados de algún modo u otro y llevan sus protestas a primera plana mediática ante la crisis de los precios del sector. Es un tema complejo donde uno no para de escuchar que se trabaja para la supervivencia, y es que reclamar precios justos para el campo tendría que traducirse en la responsabilidad social de los mercadonas de turno y si estos no la hacen efectiva, los consumidores tendríamos que ser selectivos y decidir mejor dónde comprar, como razonaba el catedrático de Economía Guillem López Casasnovas hace unos días. No hay más.

Todos sabemos que el campo siempre lo ha tenido difícil y sin subvenciones dejaría de existir. Así de contundente se manifestaba el presidente de Agrame, Luis de Olives, en la entrevista que le hacía la semana pasada, donde apuntaba como única salida posible el poder complementar los ingresos de todas estas explotaciones a través del turismo, como mínimo en nuestra isla. La reciente declaración de Menorca como Región Europea Gastronómica 2022 debería poder servir también para ayudar a campesinos y ganaderos en su viacrucis. Se apuntaba hace cuatro años en el Segundo Foro Mundial de Turismo Gastronómico celebrado en Lima, la puesta en valor de la materia prima y los distintos elementos de la extensa cadena de valor en la experiencia de turismo gastronómico, tales como la agricultura, la pesca, la ganadería, la cultura del mercado y la distribución, así como los elementos vinculados a la cocina tradicional. Lo refrendaba posteriormente el prestigioso periodista y analista de tendencias Fernando Gallardo, diciendo que en un horizonte de expansión turístico gastronómica debía cobrar un superior protagonismo la industria agroalimentaria. El creciente interés de los cocineros por el descubrimiento de productores de calidad y la implicación de estos en producir específicamente para las mesas de la alta restauración, afirmaba Gallardo, nos permite vaticinar que el actual star system de cocineros mediáticos dará paso a otro star system internacional de productores agropecuarios, tecnólogos de la alimentación y científicos de la nutrición en el que España está llamada de nuevo a ocupar los más altos estratos del turismo gastronómico.

Nosotros tenemos en la Fira Arrels el star system de productos y productores que volverá a celebrarse el próximo mes de abril en su cuarta edición. Es el mejor ecosistema donde se demuestra que todo el posible, pero todo está por hacer.