Las abarcas son un emblema de la isla que evocan verano y que los fabricantes han sabido convertir en producto de moda cuando sus orígenes vienen del campo. | Ultima Hora

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El calzado es la tradición artesana que ha dado a Menorca más proyección internacional de manera continuada. Una isla de zapateros sustentada en productos estrella ubicados en el mundo entero, que tiene especiamente en la abarca uno de sus elementos identitarios más genuinos, que trasciende hasta prácticamente convertirse en estilo de vida.

Para muchos, calzarse unas abarcas es sinónimo de verano y sinónimo de Menorca. Y es que con el paso del tiempo se ha convertido en un complemento de moda sin perder su esencia, con un origen ligado al campo menorquín pero que hoy en día llevan royals y celebrities. Ejemplo del momento que vive el sector son los acuerdos que han firmado dos fabricantes con grandes firmas del sector téxtil.

Una apuesta por el made in Menorca de artesanos y fabricantes que distingue del resto a las marcas de abarcas con un sello de garantía, Avarca de Menorca, que mantienen vivo nueve firmas: Benestar, Castell Menorca, Guelmi, Menorquinas Torres, Mibo, Monica Menorca, Naturals, Pons y Ria Menorca.

SECTOR EN AUGE. Comparativamente, el sector de las abarcas es el que ha experimentado un mayor crecimiento dentro del mundo del calzado menorquín, cuyas cifras de facturación se han duplicado en los últimos ocho años gracias el éxito de un producto convertido en moda en el mundo entero. Sin tener en cuenta este ejercicio, que tiene el condicionante de la pandemia, Menorca fabricó en 2019 más de 600.000 pares de abarcas, una cifra que duplica los casi 310.000 que se fabricaban hace tan solo ocho años.

Si nos fijamos en su evolución, temporada a temporada ha crecido a un media anual de 100.000 pares hasta conseguir récords de pares fabricados en la isla durante 2017 y sobre todo 2018, cuando se alcanzó un techo de 740.306 pares.

Abarca
Más de la mitad de las abarcas que se fabrican en Menorca se exportan a los cinco continentes.

Todo ello también ha venido acompañado de un crecimiento en la cifra de negocio, cuyo volumen de ventas de 2019 superaba los 11,2 millones de euros, de los cuales 5,6 correspondieron a exportación. En este sentido, la abarca es un producto internacional que se extiende por Europa, Asia, América, Oceanía y África. Los principales mercados son Italia y Reino Unido, Singapur y Emiratos Árabes, los Estados Unidos, Brasil, México, Argentina y Australia.

A nivel de recursos humanos, la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca estima que el sector de las abarcas emplea actualmente unas 160 personas solo en lo que se refiere a fabricación, ya que la distribución, la comercialización y los trabajos indirectos no se contabilizan.

ORÍGENES. La abarca tiene su origen en el calzado de cuero ligado al pie con cuerdas o correas que utilizaba antiguamente la gente del campo. Su uso era muy extendido entre las campesinos y canteros de la isla, que se confeccionaban sus propios pares con la piel que tenían al alcance o con las suelas de cuero que compraban ya cortadas, a punto para montarlas en casa.

La menorquina que conocemos hoy en día, –con suela hecha de neumático, con apertura en la punta y una tira que sujeta el talón–, se remonta a la segunda década del siglo XX, cuando se aprovecharon las ruedas inservibles para hacer estas sandalias, más resistentes e impermeables y, por lo tanto, adecuadas para los trabajos en las tierras de cultivo, tal y como explican desde la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca.

“Durante el invierno era costumbre entre los campesinos hacerse o arreglarse las abarcas, si bien en los pueblos ya había pequeños talleres de zapateros que se dedicaban a fabricar para familiares y conocidos”, explica Cati Hernández, secretaria de la Asociación de Fabricantes de Calzado de Menorca.

“Cada par se confeccionaba a medida, completamente a mano, desde el cortado de las pieles hasta el cosido de todas las piezas, usando herramientas tan sencillas como un punzón, un martillo, alicates y dedal para proteger las manos del hilo que enceraban con cerote para aguantar mejor las puntadas”, detalla.

A finales de la década de los cincuenta los propietarios de las fincas empezaron a disfrutar de tiempo de ocio a orillas del mar y encargaron a los zapateros artesanos una adaptación de las rústicas abarcas. Fue entonces cuando este calzado se refinó. “Tanto la pala como la tira se hicieron más estrechadas y se añadió una plantilla de piel encima el piso de neumático. Aquellos modelos atrajeron las miradas de los primeros turistas que llegaron a Menorca y compraban las abarcas entre los recuerdos de su paso por la isla”, confirma Fernández.

Poco a poco, la abarca se popularizó como calzado veraniego y, junto los talleres artesanales, surgieron los primeros fabricantes que la comercializaron el producto introduciendo la maquinaria para determinados trabajos como el cosido. También aparecieron los primeros imitadores fuera de la isla.

Su gran impulso se produjo a finales de los años ochenta, cuando este calzado tradicional se rediseñó para convertirse en un producto de moda para hombre, mujer y niño. Se amplió la gama de colores y aparecieron nuevos diseños con pieles decoradas o con telas, rafias y esparto que han ido siguiendo las tendencias de cada temporada.

Además del típico piso de goma, se han introducido también suelas microporosas y anatómicas para hacer que la abarca menorquina sea más cómoda y ligera, manteniendo su esencia de este calzado de referencia en verano al conjunto de las Illes Balears, que cuenta con fieles seguidores entre las personalidades más reconocidas.

SELLO DE GARANTIA. En 2010 el Consell Insular de Menorca creó una marca de garantía de calidad Avarca de Menorca en colaboración con la Asociación de Fabricantes de Calzado, cuya misión es defender una identidad propia y una calidad del producto que se fabrica en la isla.

El reglamento de la marca de garantía especifica entre otros aspectos cómo deben ser las abarcas en cuanto a materiales, gruesos de piel, tipología de hilos o dureza y resistencia de suelas. Se distinguen tres tipos de abarcas, rústicas, cosidas a plantilla y montadas, y se establecen especificaciones concretas para cada uno.

La existencia de la marca de garantía intenta hacer frente a los intentos de plagio dentro del sector a nivel nacional e internacional, que utilizan el nombre de menorquinas para un producto que incluso se llega a fabricar en China.