La pandemia nos ha empujado aceleradamente hacia nuevas formas de trabajar y relacionarnos, dos tendencias que han llegado para quedarse y que están facilitando que nazcan nuevas formas de vivir la vida y compartirla. De este modo ha surgido AdD Livitum, el primer establecimiento de coliving en Menorca que se ha puesto en marcha el pasado mes de noviembre.
Una propuesta de alojamiento dirigida especialmente para profesionales que pueden trabajar a distancia y que deciden hacerlo temporalmente en un nuevo lugar, pero con el deseo de compartir experiencias con el resto de huéspedes. Este es el propósito que AdD Livitum ofrece en pleno casco urbano de Ciutadella con cinco habitaciones y espacios comunes para facilitar esta generación de comunidad que al mismo tiempo también quiere disfrutar de Menorca y su entorno. La condición para poder alojarse es como mínimo una semana pero ya tienen clientes que están a punto de cumplir los tres meses.
ORÍGENES. El alma mater del proyecto AdD Livitum es Catalina Taltavull, una doctora en Ingeniera Técnica Aeronáutica que completó su investigación en la Universidad de Cambridge. Su trayectoria profesional la llevó a trabajar, entre otros, para el grupo Airbus, pero prefirió buscar caminos alternativos y después de un año sabático regresó a su Ciutadella natal en 2018, cuando su familia le ofreció hacerse cargo de los tres hoteles que estaban gestionando, el grupo Flor de Rosassa. Fueron sus viajes y su crecimiento profesional en un entorno internacional lo que le sirvieron de inspiración para pensar en transformar uno de los establecimientos como coliving.
“En Silicon Valley hace diez años inventaron este concepto basado en alojamientos pensados para que los emprendedores recién llegados pudieran alojarse antes de establecer su residencia definitiva”, explica Catalina.
“La COVID-19 me empujó a hacer realidad la idea que tenía en mente desde que volví a casa y pienso que no podría haber escogido mejor momento para hacerlo, pese a las enormes dificultades que nos toca vivir”, añade.
“Contra más tecnología, más autenticidad. La pandemia ha acelerado procesos tecnológicos, pero a la vez despierta la necesidad de las personas del contacto con la naturaleza, con la calidad de vida. Estos dos polos opuestos son los que facilitan que haya profesionales que trabajan conectados desde su ordenador y que a la vez, consideran un lujo poder ir a comprar al Mercat des Peix de Ciutadella o pasear por el Camí de Cavalls”, relata Catalina Taltavull.
Desde que abrieron el pasado 1 de noviembre han logrado una buena ocupación, teniendo en cuenta que era temporada baja y la isla no dispone de los enlaces directos que privilegia en verano. Allí residen ahora perfiles emprendedores de origen internacional como un profesional de banca, un ingeniero de software o un inversor de inmuebles que llegaron para diez o quince días y que, en algunos casos, han ido prorrogando su estancia.
“Nuestro papel es ser unos facilitadores de la cultura menorquina y acercarles nuestra isla, nuestras costumbres, llevarlos a lugares nuevos para que descubran Menorca, una cosa que les encanta cuando no tienen que trabajar”, comenta la gerente.
Dos tardes a la semana organizan charlas, una primera más informal enfocada a generar comunidad entre los huéspedes que se alojan y una segunda abierta a público en general en la que invitan a un ponente para provocar esta sinergia con la comunidad local. “Se trata de un aprendizaje holístico porque el mundo tiene muchas cosas que enseñar a Menorca pero al mismo tiempo, Menorca también tiene muchas que ofrecer. Para mí es el círculo perfecto”, explica Taltavull.
En paralelo también han abierto AdD Livitum al coworking y están recibiendo durante el día a otras personas que aprovechan este espacio para trabajar. “Me encantaría que se pudiera consolidar este modelo en la isla porque creo que tenemos todos los alicientes para conseguirlo”, concluye.