El hotel, de cuatro estrellas, se encuentra en el centro de Palma.

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El Innside Palma Center by Meliá, de cuatro estrellas, tuvo que cerrar sus puerta el lunes 16 de marzo del 2020 y abrió el pasado lunes 26 de abril. Ha permanecido cerrado 405 días. Situado en el centro de Palma (Font i Monteros, 23) está dirigido por Carlos Carbajosa, cuenta con 101 habitaciones y de los 39 trabajadores habituales han salido del ERTE una docena, que se ha reincorporado a su puesto de trabajo. No hay aún previsiones para el verano, pero hay confianza en ir mejorando la ocupación y poder reincorporar así un mayor número de trabajadores.

“Es pronto, ya que existe un clima de inceridumbre que dificulta mucho cualquier tipo de previsión. Ahora mismo, nosotros perdemos lo mismo que cerrados, pero conseguimos dar trabajo a doce personas”, explica.

El hotel está abierto todo el año. Su ocupación habitual oscila entre el 60% y el 95% con clientes fundamentalmente de negocios en invierno y turistas, especialmente ingleses y alemanes, en verano. En la apertura, la ocupación fue muy limitada, por debajo del 15%, y con un precio medio asequible, por debajo de los 100 euros. El hotel abrió en primer lugar la sexta planta y, a medida que sea necesario, irá abriendo los pisos inferiores.

Meliá Hotels decidió que todos los clientes se ubicaran en el Palma Marina (antiguo Palas Atenea) hasta que pudiera llevarse a cabo la repatriación. Eran momentos de tensión, de incertidumbre. Durante el fin de semana teníamos aún 12 clientes, pero cuando llegó el lunes 16 de marzo y cerramos solo tuvimos que reubicar a uno, que pudo volver a casa poco después sin mayores dificultades”, recuerda Carbajosa del cierre.

“Pensábamos que deberíamos estar cerrados durante un tiempo, pero no podíamos imaginar que llegaríamos a estar más de un año con las puertas cerradas”, asegura.

El Innside Palma Center ha estado muy cerca de reabrir sus puertas en varias oportunidades, pero las cancelaciones de última hora siempre lo han impedido. “Lo intentamos en septiembre y en marzo, pero no fue posible. Hemos esperado que se dieran las condiciones para poder abrir en varias oportunidades, pero desgraciadamente no han llegado a producirse”, indica.

El establecimiento es un hotel urbano, que en invierno cuenta con un notable cliente de negocios. Los meses de cierre no fueron desaprovechados, puesto que Meliá decidió mejorar las instalaciones para cuando llegara el momento de la reapertura.

En este sentido, se decidió trasladar el restaurante desde la planta baja hasta la séptima planta, que cuenta con una gran terraza. La instalación de un suelo radiante fue determinante para que, de momento, los desayunos puedan tener lugar ese lugar. El restaurante, aunque aún no cuenta con una fecha de reapertura, se espera que vuelva a abrir con prontitud. Además, se mejoró todo el sistema de ventilación del spa y se dobló la superficie del gimnasio. “Hemos realizado todas las revisiones periódicas, aunque no fuera aún el momento. Se han cambiado todos los filtros del aire acondicionado y se han revisado los extintores, los ascensores...”, indica el director.

“Hemos hecho reformas para adaptar las instalaciones por si la situación de COVID se prolonga. Queremos ser un espacio seguro para nuestros clientes y para los empleados, evidentemente. Hemos cambiado nuestra forma de trabajar en todos los aspectos, priorizando la seguridad sanitaria en todo momento”, añade el director del establecimiento.