La definición de los distintos segmentos estratégicos turísticos que configuran nuestras islas es una de las labores que lleva a cabo en su cometido la Agència d'Estratègia Turística de les Illes Balears (AETIB). En este sentido, el auge del turismo de lujo que lleva experimentando el archipiélago ha motivado un análisis exhaustivo de este tipo de turismo en cada isla, que en el caso concreto de Menorca se ha visto como crecía exponencialmente tras la pandemia. Desde la AETIB encargaron a la Asociación Hotelera de Menorca (Ashome) coordinar este trabajo a nivel insular el año pasado, en una labor en la que la entidad ha llevado a cabo una serie de encuentros con unas ochenta empresas, que han sido identificadas porque trabajaban en este nicho de mercado incipiente. Cada una de ellas ha aportado su conocimiento colectivo sobre este tipo de visitantes del sector premium, que se sienten atraídos por un destino todavía desconocido para ellos.
«Definir el turismo de lujo en Menorca es sumamente complicado, tal y como hemos extraído de las diferentes reuniones mantenidas con el sector», explica Xisco Mateu, director de la AETIB. «Una de las cuestiones que detectamos es que el concepto de lujo se relaciona con ideas preconcebidas, personas o comportamientos que no parecían encajar con la realidad de nuestra isla», añade. «El lujo de Menorca se centra en la exclusividad de poder disfrutar de una isla aún secreta, auténtica, conservada y protegida (Reserva de Biosfera terrestre y marina y Reserva Starlight) y que mantiene intacta su esencia. Una isla con un poder de transformación integral para quien la visita, gracias a su ritmo y estilo de vida natural y pausado. Un territorio habitado por personas que aman su isla, que conservan como un tesoro su legado y disfrutan de los pequeños placeres que ofrece. El hecho de estar en Menorca ya es un lujo en sí, nos decían», detalla Mateu.
ECO-CHIC. Según las empresas participantes, el concepto que mejor define el turismo premium en Menorca es ‘eco chic'. «El término procede probablemente del francés como singular de chicard, palabra en argot para describir a los que tienen clase», comenta Mateu. El cliente eco chic es un viajero elegante y con clase, que disfruta Menorca a través de experiencias únicas, auténticas, de calidad y totalmente personalizadas, pero por lo general, de forma discreta. «Pasan desapercibidos, se mueven sin estridencias», confirma. Estos clientes valoran el alto nivel de sostenibilidad, protección y conservación de la isla, el patrimonio y la oferta cultural y artística, así como la privacidad y seguridad que encuentra en la isla. «Eligen Menorca para desconectar de su día a día y la isla les ofrece un entorno y estilo de vida pausado, auténtico y saludable que le permiten reconectar consigo mismo y sus allegados y recuperar el bienestar holístico», puntualiza.
Aunque Menorca está en una fase inicial, gracias al esfuerzo del sector turístico, ya hay una oferta de calidad y autenticidad asociada al turismo eco chic, especialmente en los sectores relacionados con el alojamiento, la restauración, el turismo náutico, el turismo activo, la gastronomía, la cultura, el arte, la artesanía, la declaración Starlight y otros que se están sumando. «Es un turismo inclusivo, no elitista, abierto a aquellas personas que quieran permitirse una experiencia única y diferente, cuyo consumo repercute en la economía local y circular de la isla. Tiene un potente efecto generador y distribuidor de riqueza, especialmente en las empresas locales y en todos los sectores productivos y de servicios, que va íntimamente ligado a una demanda de calidad, flexibilidad y personalización en los servicios y experiencias que viven. Es por ello que escogen alojamientos, servicios y experiencias con profesionales que organicen completamente su estancia. Todavía está en una fase de crecimiento y por ello ha sido interesante poder analizarlo para poder anticiparse y generar un producto adecuado», concluye Mateu.