El director de Torralba es Alejandro Feu, con una larga experiencia que se ha incorporado este año.

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Menorca ha sido tierra de vinos, lo fue en el pasado, lo es en la actualidad y tiene por delante un futuro realmente esperanzador. La última incorporación es la bodega Torralba, ubicada muy cerca de la icónica playa de Macarella, en Ciutadella, que hace escasas semanas presentó sus dos primeros vinos en el Gastronòmic Fòrum de Barcelona. Se trata de un proyecto ambicioso de capital familiar francés, en el que se ha recuperado una finca abandonada de 198 hectáreas en un paisaje único con vistas al mar.

Un nuevo viñedo donde se han plantado 23 hectáreas de uva cuya capacidad de producción prevista será cercana a los setecientos hectolitros, llegará a suponer una cuota de mercado como productores que se situará en el 30% del vino que se elabora cada año en Menorca bajo la Indicación Protegida Vi de la Terra Illa de Menorca. Sin duda, la bodega más grande de la isla, en la que hay prevista una inversión de 10 millones de euros y donde trabaja actualmente un equipo de nueve personas liderado desde julio por Alejandro Feu, profesional del sector que, tras una etapa de 20 años como director en Bodegas Torres, tiene la misión de elaborar el mejor vino que permita la tierra. La décima bodega de Menorca empieza a escribir su historia.

ORÍGENES. La recuperación de las tierras de Torralba empezó realmente en 2016, hace siete años, cuando comenzó el trabajo de campo y se iniciaron los estudios del suelo, un trabajo minucioso en el que se realizaron más de cuarenta calicatas con el objetivo de inspeccionar las condiciones subterráneas y garantizar que fueran las idóneas para el proyecto del nuevo viñedo. «Fue la primera gran inversión que se tuvo que hacer en una tierra que estaba completamente abandonada, donde la vegetación había invadido toda la zona de siembra y que provocó al mismo tiempo un trabajo de desbroce muy importante así como de oxigenación posterior de cada una de las tancas para poder darles vida», explica el nuevo director de Torralba Agrícola S.L. Una etapa en la que se perseguía despertar la tierra donde también se recuperaron casi cinco mil metros lineales de pared seca, lo que también contribuye a entender el gran tamaño de este proyecto menorquín.

«Con una finca tan grande, el trabajo nunca acaba del todo y por ello hay también en marcha un plan forestal a varios años para regenerar todo el bosque que tenemos para limpiarlo y hacer que haya más separación entre árboles», añade. Y es que, más allá del vino, el recorrido por el extenso viñedo deja una imagen hasta ahora poco vista respecto al resto de bodegas de tancas más pequeñas: una plantación de gran extensión, cuidada prácticamente como un jardín que, por momentos, recuerda la Rioja o la Toscana.

PLANTACIÓN. Si Menorca es un mosaico de variedades mediterráneas plantadas, desde Torralba también quieren contribuir a ser ejemplo de ello y en este sentido, se ha apostado por la malvasía, la monastrell, la cabernet sauvignon, pero también por la garnacha blanca y tinta, dos tipos de uva no contempladas en el pliego de condiciones de la Indicación Geográfica Protegida de Menorca pero con las que se quiere conseguir que puedan ser incluidas y reconocidas. «Esta es una de nuestras innovaciones respecto a lo que se estaba haciendo hasta ahora porque creemos firmemente en el potencial de la garnacha y su desarrollo en un territorio como Menorca donde aspiramos conseguir vinos más complejos, vinos de guarda que envejezcan bien en botella, que tras su maduración puedan expresar prácticamente su mejor versión, con un gran desarrollo de matices y aromas», detalla Alejandro Feu.

Bodega Torralba
Imagen de la última vendimia que ha tenido lugar este mes de septiembre y con la que en 2024 se esperan nuevos vinos en el mercado.

El viñedo se ha plantado en secano y por ello no cuenta con ningún tipo de riego más que la lluvia, con el objetivo de ser sostenibles con el ciclo del agua, por otra parte cada vez más escasa. «Nuestro proyecto de viticultura razonada con una mínima intervención, con un trabajo de campo manual tanto de poda como de vendimia, utilizando la cobertura vegetal para contribuir al control de humedad del suelo y de la planta y también con la contribución de otros elementos como las ovejas que pastan y abonan el terreno», añade. Como director técnico de campo y enólogo se cuenta con el trabajo de Jordi Calvo, que se ha incorporado también este verano.

VINOS. De momento, la carta de presentación de la bodega Torralba ha venido precedida por el lanzamiento de una pequeña producción de 7.000 botellas de dos vinos de la añada de 2022: un monovarietal de monastrell, Alba Rosé, y un coupage de cabernet Sauvignon y también monastrell, Alba Negra. Sin embargo, el verdadero salto se producirá el año que viene tras la cosecha de este otoño, donde prevén alcanzar las 25.000 botellas con el lanzamiento de un nuevo vino blanco de la variedad blanca malvasía, de la garnacha blanca y de la garnacha tinta. El mercado principal del vino está pensado para el consumo local y el proyecto no contempla su exportación pese a la producción que esperan.

En lo que respeta a su elaboración, actualmente se está haciendo provisionalmente en una nave del polígono de Ferrerías, donde también tienen las oficinas, porque en la finca no disponen de construcciones y los permisos definitivos están pendientes del último trámite medioambiental que confían obtener para el primer trimestre del próximo año. «Está siendo un proyecto complejo y largo de acuerdo al tamaño de la bodega y de la actividad vinícola prevista, pero confiamos en que la administración lo vea como un proyecto honesto y alineado con la preservación del medioambiente del entorno en el que nos encontramos sin pretender ninguna transformación turística encubierta sino únicamente el poder hacer el mejor vino posible», confirma Feu.

El proyecto presentado que está en tramitación es de un solo edificio en línea con la arquitectura de la isla que permita la actividad de elaboración, desde la recepción de la vendimia, los almacenes o la zona de trabajadores, entre otros usos. Lo que sí está contemplado es un agroturismo de doce habitaciones que se ubicará en la casa principal de Torralba, que espera tener licencia de construcción este mismo mes de noviembre. La idea es abrirlo dentro de dos años, ya que también se recuperará un aljibe, un pozo y las eras del trigo. Torralba también producirá aceite para consumo interno, ya que han plantado 600 olivos de la variedad piricuddara.