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Una clave del motivo de la actual masificación turística en Balears, es la inestable geopolítica de nuestros mercados emisores de Europa (por guerra de Ucrania) sumada a la inseguridad de uno de nuestros mayores destinos competidores (Turquía). Otra clave de la actual sensación de insostenibilidad ha sido la proliferación de la oferta de vivienda urbana a los turistas, dado que la planta hotelera de playa no tiene ya elasticidad para absorber tanta demanda alojativa. Hemos pasado de tener a todos los turistas alojados en playas a tener una gran parte de ellos conviviendo en la oferta de alquiler en núcleos urbanos, donde hay graves problemas de convivencia y movilidad.
El producto turístico no es uno final ni totalmente tangible sino un conjunto de percepciones y experiencias, por lo que es compleja la valoración de los conceptos de sostenibilidad y masificación desde la doble perspectiva de anfitriones y huéspedes.

La sostenibilidad turística es un desorden del equilibrio de la capacidad de carga de un destino, que se basa en: cantidad de recursos naturales y tolerancia de las infraestructuras así como niveles de uso y gestión de ambos; número de turistas y su conducta así como los mismos parámetros de los residentes. Es obvio el deterioro sufrido por Balears desde los años 60 en su sostenibilidad, a medida que se han masificado paulatinamente los niveles de turistas y de inmigrantes residentes, si bien con distintos niveles: Mallorca y en concreto Palma como capital al límite, seguida de las Pitiüses y de Menorca.

La masificación debe ser analizada desde un doble aspecto: ocupación hotelera estacional y ocupación turística diaria. La estacionalidad de los seis meses operativos de mayo a octubre presenta un nivel decreciente dado el cambio climático. En realidad es una bendición para la ecología local balear pero con un coste económico notable. Por otro lado, la ocupación turística diaria en verano de calles y playas, que se agrava con el creciente tráfico de cruceros en Palma y en Eivissa, no dura más de unas seis horas y se concentra en el centro y zona Catedral de Palma. Sin embargo, la perspectiva de estos temas de masificación es distinta para los gestores responsables del turismo, los comercios y los visitantes. Los gestores turísticos de Balears disponen de datos económicos y de presupuestos de actuación pero actúan sin conocer bien el nivel real de satisfacción del turista a nivel insular que valora otros temas: clima, hospitalidad, seguridad ciudadana, paisaje y playas, oferta complementaria (gastronomía) y nivel de polución (limpieza, ruido).

El Govern y la patronal hotelera afirman estar en una situación crítica y reclaman un plan estratégico basado en estudios rigurosos, actualizando datos sobre la capacidad de carga de los municipios. El profesor de la UIB y Secretario General del CES de Balears, Antoni Alcover sugirió que el CES fuera el foro de debate de estos temas, pero el Govern ha escogido la Escuela de Hostelería de la UIB como supermesa de agentes del sector turístico a fin de obtener un «pacto político y social para la sostenibilidad económica, social y ambiental». Ello recuerda el complejo trabajo de 1994 a otro nivel y a sugerencia de IFTO (Federación Internacional de Tour Operators), con la colaboración de la Conselleria de Turisme de Balears, la UIB y la DWIF alemana (equipo de economistas de la Universidad de Munich) para concluir el proyecto ECOMOST con consejos de «planificación del turismo sostenible» en Mallorca y Rodas. Un valioso estudio sin otros posteriores elaborado durante el trámite del POOT por el Conseller Jaume Cladera.