Este verano, los acontecimientos ocurridos en nuestras aguas han vuelto a poner sobre la mesa la urgente necesidad de reflexionar sobre el presente y futuro de la gestión marítima en las Balears. Es imposible ignorar los efectos que la masificación de embarcaciones recreativas y los fenómenos meteorológicos extremos que han tenido lugar en nuestro mar Balear. Tormentas eléctricas, fuertes «rissagas» y oleajes inusuales han causado estragos, con más de cuarenta embarcaciones afectadas, según Salvamento Marítimo. Estos eventos subrayan la creciente fragilidad de nuestro ecosistema y la falta de una gestión adecuada en las zonas costeras.
Nuestras islas son, sin duda, un paraíso mediterráneo que cada año atrae a miles de embarcaciones de todo el mundo. Sin embargo, esta afluencia, unida a la falta de regulación clara, ha llevado a una sobrecarga en nuestras aguas desde hace años. No se trata solo de la saturación en tierra firme, sino también del impacto en el mar, donde la falta de protocolos de gestión se ha evidenciado con fuerza este verano.
El anuncio del Govern Balear de limitar y restringir ciertas actividades náuticas es un paso que merece debate. La protección de nuestras aguas es crucial, pero limitar sin un plan sostenible puede acabar afectando tanto a la economía como a la relación histórica que los isleños tenemos con el mar. Baleares, como comunidad rodeada de mar y dependiente en gran medida de la economía marítima, necesita un enfoque más equilibrado. Es una oportunidad para el estudio de los «Usos» que le damos a nuestro mar, y el análisis de cómo queremos seguir avanzando en el presente y futuro.
En este sentido, la nueva mesa de trabajo creada para abordar estos desafíos debe priorizar la sostenibilidad. Es imperativo que se cree una comisión específica que se encargue de liderar la descarbonización marina y la transición energética en el sector. Baleares ya ha sido pionera en este ámbito dentro de España, pero se requiere un esfuerzo más decidido y estructurado. Las tecnologías actuales ayudan a reducir la contaminación existente de bastante flota de embarcaciones de las islas, y los puertos deportivos (sobre todo las Marinas) están liderando la carga y la transición energética en términos de sostenibilidad. Sin embargo, falta una mayor implementación por parte de la industria náutica y autoridades.
No debemos olvidar que el Turismo Náutico Sostenible es uno de los pilares de nuestra economía. Resulta incomprensible que no se reconozcan y fomenten más activamente las iniciativas de aquellos empresarios valientes que han apostado por embarcaciones eléctricas, híbridas o de hidrógeno en sus flotas de charter y/o excursiones marítimas. (Con embarcaciones eléctricas la contaminación en la navegación es cero emisiones, pero la propuesta de embarcaciones híbridas reduce un 25 % las emisiones sobre todo en la navegación costera, entrada y salida de puerto y zonas de parques naturales, ello hace que sea imprescindible el cambio a estos sistemas como ya hacen en otros países de Europa).
Mientras que los residuos y los plásticos en el mar son un problema evidente y ya se trabaja en ello, el uso de combustibles fósiles también está contaminando nuestras aguas de manera continua. La transición hacia una náutica más limpia es una obligación, no una opción.
Finalmente, la seguridad en el mar es un aspecto crucial que se ha puesto en evidencia tras los episodios climáticos de este verano. La falta de plazas en los puertos y el «overbooking» de amarres en momentos críticos han dejado a muchos navegantes sin opciones de resguardo seguro en momentos de tormentas eléctricas y aguaceros. Es vital que el Govern habilite zonas de fondeo seguras, no solo para proteger la posidonia, sino también para ofrecer refugio ante episodios climáticos extremos, que parecen ser cada vez más comunes.
La solución no pasa por prohibir ni por imponer restricciones drásticas, sino por gestionar y fomentar una náutica recreativa sostenible y segura. Solo así podremos seguir disfrutando de las maravillas de nuestras aguas sin comprometer su futuro.