Hace algo más de una semana se otorgó el premio Nobel de economía a tres economistas que resaltan la importancia de los factores institucionales a la hora de explicar por qué unos países triunfan y otros fracasan. Robinson y Acemoglu defienden que el éxito o fracaso de un país no depende de su clima, ni de su religión, ni de la raza de sus gentes sino de la inclusividad de sus instituciones, es decir, la existencia de un marco decisorio que evite monopolios proteja la propiedad, la innovación y el desarrollo de nuevas actividades y lo demuestran con un análisis histórico. Precisamente, unas semanas antes un artículo de Antón Costas en El País resaltaba la necesidad de adaptar la forma en que nuestras instituciones toman las decisiones económicas en situaciones cada vez más complejas si queremos tener éxito. Ambas ideas, aunque aparentemente alejadas, parecen relevantes para resolver la encrucijada económica y social de la masificación turística en que se encuentran nuestras islas.
La difícil elección
24/10/24 12:23
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