Sin entrar en debates éticos, que los hay y muy respetables. No tiene ningún sentido resistirse, ni emprender un viaje a ninguna parte solo por el hecho de innovar. El objetivo es ser más eficientes.
La tecnología ya ha cambiado nuestra forma de vida, de relacionarnos y consumir a todos los niveles. Si es inabarcable el poder de un dispositivo móvil en nuestro bolsillo, no digamos ya en una escala superior, la adopción de tecnología y IA por las empresas o administraciones públicas y su repercusión como trabajadores o usuarios de servicios.
Pongo el foco en la eficiencia aplicada a la movilidad y su repercusión en la competitividad. La tecnología reduce huella de carbono, costes, optimiza tiempos y regula flujos para equilibrar la experiencia compartida como usuarios seamos residentes, trabajadores o turistas con distintas necesidades. En ningún caso la solución es no hacer nada y anhelar tiempos pasados que no volverán. Seamos realistas, Mallorca ha doblado su población en los últimos 20 años.
Aplicada a la formación, la tecnología nos permite conciliar, ser más versátiles…y nos permite comparar, medir y actuar, pero para transformar y sacarle partido, antes debemos formarnos y después analizar los datos. También requiere implicación.
A las puertas de una WTM puedo afirmar que el cambio de hábitos derivado de la tecnología, situación a la que el cliente británico no es ajeno, nos está ayudando a equilibrar demanda y con ello a garantizar más meses de empleo estable y fidelizar talento.
Sigue apostando fuerte, es nuestro segundo mercado, ha entendido el reposicionamiento de nuestra oferta y está disfrutando más de los meses precedentes y posteriores a la temporada alta, donde practica sus deportes favoritos y hace «city breaks» a hoteles de interior o boutique, donde la recuperación de patrimonio arquitectónico, gastronomía y oferta cultural han sido decisivos para que Lonely Planet incluya a Palma como la única ciudad española, de las 10 del mundo, para viajar en 2025.
Ahora viajamos más veces, pero acortamos estancias. El objetivo no es crecer en volumen, es estar más meses operativos, aportar y distribuir valor. Desde 2019, el mercado británico es el tercero que más crece en gasto persona/día con un incremento de un 25% que repercute en toda la cadena de valor.
La tecnología ha acelerado la multimodalidad de la compra de viajes. Crece el cliente que contrata directamente desde su dispositivo móvil, más independiente y con gran poder de decisión.
Este fuerte impacto está influyendo en la relación con el cliente y la hiper personalización de la estancia. El modelo de familia es cada vez más diverso y las necesidades diferentes, como con cualquier servicio o bien de consumo.
El reto «ahora» es aprovechar la tecnología para mejorar la experiencia compartida que enriquece la transformación del destino, ya sea como trabajadores, residentes o turistas.