TWL

La inversión extranjera directa (IED) se ha convertido, durante años, en una de las llaves que ha abierto la puerta al crecimiento económico de Balears, especialmente en sectores como el inmobiliario y la construcción, que han atraído el 40,1% de la IED de los últimos diez años, y el turístico (hostelería y agencias de viajes), que ha canalizado el 30,3%. Sin embargo, ante los retos que presenta el panorama económico actual, como el cambio climático, la revolución tecnológica, el envejecimiento de la población o la transición energética, hay que dar un paso más, y no solo seguir cultivando la capacidad de atraer capital extranjero sino orientarlo de forma eficiente para incrementar el potencial productivo de las islas.

Y es que, más allá de la transferencia de capital financiero, la IED se erige en una fuente importante de transmisión de nuevas tecnologías y de aprovechamiento del know-how y experiencia acumulados por las empresas extranjeras. Desde esta perspectiva, canalizar la inversión de forma estratégica, siguiendo las tendencias europeas, hacia sectores y actividades con un mayor potencial impulsor permitiría elevar la actual propuesta de creación de valor de Balears y seguir avanzando en la mejora de la competitividad global del archipiélago.

En este sentido, existen principalmente dos vías para que Balears aproveche las relaciones de capital con el exterior: por una parte, incentivar el desarrollo de actividades avanzadas con mayor valor añadido, como los servicios intensivos en conocimiento o las manufacturas de alta tecnología, que aún realizan una contribución relativamente baja al valor añadido del archipiélago (23,3%); y por otra, renovar la oferta y sofisticar los procesos en los segmentos más tradicionales y con una mayor presencia en el actual tejido de las islas, mediante nuevos esfuerzos en innovación, tecnología y talento.

Todo ello ocurre en un contexto en que, durante la última década, menos de una cuarta parte de la inversión extranjera se ha canalizado a las actividades industriales de alta tecnología y en que más importante que el volumen total del capital foráneo capturado por el archipiélago –3.180 millones de euros en los últimos diez años– es su composición y asignación.

Cabe pues, aprovechar mejor la llave de la IED y elevar, con ello, la actual propuesta de valor, desde el impulso de la productividad regional. Una tarea que las islas tienen pendiente y que es fundamental, no solo para garantizar la senda de crecimiento a largo plazo, sino también para que el crecimiento económico se acabe traduciendo en mejoras de bienestar para la sociedad balear.

En este quehacer, son relevantes los datos que ofrece la última actualización de i|especialización, una aplicación de Impulsa Balears que permite no solo identificar donde se sitúan las bases de conocimiento productivo que pueden efectuar una mayor contribución a la creación de valor sino calibrarlas en el entorno regional europeo y desvelar donde están las oportunidades.