Vista general del hemiciclo del Congreso de los Diputados. m | Efe

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Muchos dejaron sus trabajos a primeros de año para ser diputados y cuatro meses después han dejado el Congreso. La convocatoria electoral del 10N ha situado las Cortes en un limbo por segunda vez en un año y ha obligado a poner en marcha los mecanismos de protección a los parlamentarios que, por culpa de una investidura fallida, cesan en el escaño.

La disolución de las Cortes Generales -Congreso y Senado- se produjo oficialmente el pasado martes, en cuanto se publicó el real decreto que ponía las elecciones el 10 de noviembre. La Mesa se reunió un día antes para tomar una serie de decisiones fundamentales para los diputados y sus asistentes.

Esas decisiones figuran en un documento que regula la situación que vivirán hasta el día de los comicios o hasta el de la constitución de las Cortes de la siguiente legislatura, el 3 de diciembre.

Durante octubre, básicamente octubre, habrá dos tipos de diputados: los 137 que ya forman parte de la Diputación Permanente, que se quedarán como estaban, incluso en cuanto a gastos de protocolo y viajes internacionales, y los 213 que han cesado debido a la convocatoria electoral.

Ésta es la situación en la que quedan todos ellos cuando el Congreso se disuelve por elecciones:

Sueldos y transportes

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que es también presidenta de la Diputación Permanente, explicó hace unos días en una entrevista en RNE por qué se concede a los diputados que cesan y que no están adscritos a la Diputación una «indemnización de transición».

Es un mecanismo de protección que data de 2006 y consiste en dar una remuneración al diputado que, tras haber dejado su empleo para ocupar un escaño, se queda ahora sin ingresos. Como recordó Batet, no tiene sentido que ese diputado vuelva a su anterior empleo para, quizá, regresar al Congreso tras las próximas elecciones, un mes después.
Para el tiempo intermedio entre legislaturas el Congreso ofrece dicha indemnización, que se hace en pago único con un requisito irrenunciable: no puede compatibilizarse con ninguna otra prestación.

La cuantía será la misma que lo que venía percibiendo el parlamentario, pero adaptada a ese periodo intermedio, es decir, del 25 de septiembre al 9 de noviembre.

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La cantidad mínima rondaría los 4.000 euros si el diputado fuera de Madrid y careciera de cargos en la Mesa y en las comisiones. A partir de aquí, van en aumento según cargo y circunscripción de procedencia.

Los 137 parlamentarios de la Diputación Permanente también recibirán lo mismo que hasta la disolución de las Cortes, pero durante más tiempo, en concreto hasta el día antes al de la constitución del nuevo Congreso: hasta el 2 de diciembre.

Podrán, además, disponer del régimen de transporte habitual que facilita la Cámara, a diferencia de los que han cesado: a ellos se les anula la tarjeta para la adquisición de billetes de avión y de tren y se les cancela la tarjeta de uso de taxi.

Móviles, tabletas, correas y despachos

Quienes sean cesados por la disolución de las Cortes y cuenten con una de las tabletas que el Congreso entrega al inicio de la legislatura tienen dos opciones: o la compran por algo más de 118 euros o la devuelven. Si no cumplen ninguna, la Cámara descontará la cuantía de sus retribuciones.

Estas tabletas son ya antiguas. Fuentes parlamentarias explican que las nuevas tendrían que haber estado en mayo, cuando empezó la XIII legislatura, pero llegaron más tarde, tanto que ya se vio venir el desenlace que finalmente ha habido. La Mesa, por tanto, decidió aplazar la entrega a después de la constitución del nuevo Congreso.

Con los móviles, modelos iPhone, la decisión ha sido la misma: el diputado que quiera comprarlo, deberá desembolsar unos 607 euros.

Todos los diputados, sin excepción, podrán seguir usando sus correos y los servicios de la intranet, pero se les aconseja proceder al borrado de los datos, al igual que en sus ordenadores de mesa.

El Congreso, una vez disuelto, se transforma en un lugar tranquilo, nada que ver con el ajetreo de un día de pleno. Sin embargo, hay diputados que siguen yendo.
La Mesa del Congreso decidió el pasado lunes que los parlamentarios que repitan como candidatos, independientemente de que estén o no en la Diputación Permanente, sigan accediendo a sus despachos hasta el día antes de las elecciones. Si no logran repetir, deberán abandonarlo.