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Vox dio prueba anoche de su poder de convocatoria al reunir a más de mil personas en Es Molí des Comte. Envueltos en un mar de banderas españolas (ninguna preconstitucional) y con el aforo a rebosar, los asistentes escucharon al secretario general, Javier Ortega Smith, así como al presidente de la formación en Balears, Jorge Campos; al candidato al Congreso de los diputados y padre del guardia civil asesinado por ETA, Diego Salvá, Antonio Salvá; y a la candidata al Senado, Manuela Cañadas.

Salvá afirmó que no pactará «con aquellos que mataron a mi hijo», mientras que Manuela Cañadas acusó a Francina Armengol de pactar con «terroristas». Durante uno de los parlamentos un hombre gritó un Viva Franco que no obtuvo respuesta por parte del público asistente al acto, y que incluso fue criticado por alguno de los allí presentes.

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Por su parte, un vehemente Ortega Smith que inició su discurso con un «hoy comienza la cuenta atrás contra los enemigos de España» prometió «poner rostro a tantos compatriotas nuestros que están resistiendo frente a la amenaza del totalitarismo separatista en Cataluña, en el País Vasco, en Baleares... El separatismo lo ha tenido muy fácil hasta ahora porque en frente tenía o a los cobardes acomplejados de la ‘derechita cobarde' o a los cómplices traidores de la extrema izquierda. Ahora y después de unos años, empiezan a verle las orejas al lobo, mejor dicho, al toro hispánico, al león que se ha puesto en pie y está cansado de su bravuconería, de sus amenazas, de sus ataques y de sus insultos».

«Ese separatismo cobarde es muy valiente a la hora de pegar en la calle a quien lleva una bandera de España, amenazando a los profesores en la escuela pero cuando tienen delante a los antidisturbios de la policía salen corriendo. Ese separatismo cobarde y facineroso sabe que a partir en el Congreso habrá una voz potente que les va a denunciar y que cada día que pasa su recorrido es más corto», zanjó Ortega Smith.