Miquel Ensenyat, candidato de Més al Parlament. foto miquel a cañellas | M. À. Cañellas

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Tiene una dilatada experiencia como alcalde de pueblo, Esporles, y tras ser el presidente del Consell durante la legislatura ahora encabeza la candidatura ‘ecosoberanista' al Parlament con la mirada puesta en el Govern; todo un reto para quien hace gala de una gran capacidad de diálogo para alcanzar acuerdos. Miquel Ensenyat Asegura que estos años en el Consell son una buena prueba de ello.

Dígame una razón por la que hay que votarle ...
—Mire, aquí nos conocemos todos y en estos cuatro años he presidido el Consell de Mallorca y antes he sido el alcalde de Esporles; esta es mi mejor campaña. Més somos la izquierda de aquí y tenemos una gran implantación municipal, esta es nuestra gran fuerza aunque es cierto que somos invisibles para determinados colectivos de la sociedad porque no salimos en los grandes medios estatales. Además, somos la fuerza exigente del Govern, estamos detrás de las grandes decisiones. A modo de ejemplo, la supresión de la ecotasa por parte del PP ha supuesto perder 1.000 millones de euros en inversiones en mejora de la oferta turística, pero también en el medio ambiente, educación, sanidad y servicios sociales; ahora la ecotasa ya está asumida y normalizada.

Especulemos y por una extraña carambola llega a presidir el Govern. ¿Su primera decisión?
—El Régimen Especial es una cuestión esencial, una asignatura pendiente para equipararnos al resto de ciudadanos del Estado. Aquí pagamos más impuestos y nuestras empresas están en desventaja con respecto a sus competidoras de la Península. Además, el descuento del 75 % en el transporte ha resultado engañoso, tenemos que aplicar la tarifa plana. Otros temas son la financiación autonómica, sin dinero, por ejemplo, no se puede diversificar la formación profesional. Creo, en definitiva, que hay que exigir coherencia a los partidos políticos estatales y generar un bloque común, hay que defender lo mismo aquí que en Madrid.

Para Més la legislatura no ha sido sencilla, el ‘caso Contratos' fue un precedente muy duro ...
—Lo cierto es que no hubo ‘caso Contratos' [utilización de fondos públicos para financiar la campaña electoral], pero fuimos modélicos a la hora de actuar ante las primeras sospechas. Mire, en el ‘caso Over', estaban implicados Jaume Matas, Rosa Estaràs y Catalina Cirer, del Partido Popular. Pues bien, aunque estoy convencido de la integridad de estas dos últimas, considero que ya no deberían estar en la primera línea por una cuestión de ética política. Nosotros hicimos dimitir a todos.

¿Cree que pasará factura en las urnas?
—Creo que no, al contrario. Nuestra reacción contundente nos beneficiará frente al electorado.

Otro tema espinoso es la construcción de la autopista de Llucmajor a Campos ...
—Las carreteras siempre son polémicas, también lo fue la apertura del túnel de Sóller y acabó en quince días. Los coches no gustan, pero todo el mundo tiene uno. A los ecologistas les diría que hay que analizar el problema de una manera global no hay que olvidar lo que lo se ha hecho en grandes infraestructuras, en este sentido se ha trabajado mucho y bien. Tratamiento de basuras, ampliación del parque de Cabrera, ecotasa, cambio climático, protección de la posidonia, depuración de aguas, ... Hay motivos para estar satisfechos desde el punto de vista medioambiental de lo conseguido en esta legislatura. De todos modos entiendo las críticas.

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¿De qué está satisfecho en el Consell y de qué no?
—Me ha satisfecho todo lo que se ha hecho en materia social, área en la que hemos doblado los presupuestos para mejorar la asistencia a discapacitados y menores. Hemos mejorado las residencias de mayores y construiremos dos más. También de los 100 millones destinados a financiar inversiones en los pueblos que ejecutarán empresas mallorquinas. Por el contrario queda pendiente la reforma de la Intervención de la institución, los cambios introducidos no se notarán hasta el próximo año.

¿Electorado defraudado?
—El votante progresista es muy exigente, pero la vara de mando no hace milagros. Todo tiene su proceso, pero lo conseguido es incomparable respecto a la legislatura anterior.

Tiene muy asumido que tras el 26-M tendrá que haber pactos.
—Soy más partidario de hablar de acuerdos que de líneas rojas, hay que ser prácticos y pedir coherencia en las cuestiones fundamentales. Armengol defiende un pacto ‘a la balear', yo ‘a la mallorquina' (Podemos está en el gobierno del Consell); con el compromiso de todos.

¿Tiene preferencias?
—En Més estamos acostumbrados, Baleares responde a realidades muy distintas y, por ejemplo, en Menorca, Ibiza o Formentera, el Consell tiene un papel político muy importante; tenemos que asumir las realidades tan diferentes y eso a los mallorquines nos cuesta mucho. De hecho, el Estatut es muy insularista.

¿Entonces?
—Hay que vaciar de competencias al Govern, debe quedar con sanidad, educación, gestión de los fondos europeos, trabajo, economía y comercio y poco más. Hay que adelgazar la Comunitat y sobre todo evitar duplicidades. Debemos ser escrupulosos con la gestión del dinero público y ser exigentes en la eficiencia y eficacia de la Administración.

¿Qué le gustaría aportar al Govern?
—En materia de sostenibilidad medioambiental hay todavía mucho camino por recorrer, incluso con iniciativas privadas pioneras. El esfuerzo en este terreno tiene que ser colectivo.

Sus referencias al paso por la alcaldía de Esporles son continuas ...
—Es que considero que la experiencia como alcalde debería ser un requisito indispensable en cualquier carrera política, y como mínimo durante dos legislaturas. Es la mejor escuela ya que se nota en la manera de gestionar, con independencia del partido al que perteneces. Te da una visión muy cercana de los problemas y de la gente.