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Un elefante se paseó el martes por el salón de plenos del Parlament durante el debate de investidura de Marga Prohens a la presidencia del Govern. Lo recordó el portavoz de Més per Menorca, Josep Castells, aludiendo a esa expresión que se emplea para no referirse a un asunto que causa evidente incomodidad. Una derivada de esa metáfora es el famoso «no pienses en el elefante» de Lakoff. Basta que alguien diga no pienses en un elefante para que todo el mundo lo vea.

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El elefante de esta legislatura será Vox. Y aunque la inminente presidenta, Marga Prohens, prefirió trasladar la idea de que todo se lo debe al electorado del PP, y no al elefante, quedó claro que no es así. El elefante, además, no se limitó solo a pasear por el salón de las Cariátides sino que, recién acabada la votación, se dejó ver en los jardines de la Misericòrdia. Ahí se anunció el pacto para el Consell de Mallorca. Ahí sí, ahí el elefante no sólo gobernará sino que será vicepresidente. Prohens se refirió lo menos posible al paquidermo.

Parecía más preocupada de la anterior presidenta, Francina Armengol. La de ayer fue su última intervención. Oficiaron el único cara a cara de la legislatura. Prohens habló de futuro pero sin evitar el pasado. Lo que hubiera podido ser un buen principio, dando el protagonismo a la gente que votó, no salió bien al intentar obviar al elefante. Que seguirá ahí, como aquel dinosaurio.