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AGENCIAS - JERUSALÉN El presidente estadounidense, Bill Clinton, llegó anoche a Tel Aviv en una difícil visita de cuatro días a Israel y los territorios ocupados en momentos en que el conflicto entre ambas partes sobre la aplicación del Acuerdo de Wye Plantation continúa creciendo.

La situación es tan delicada que el secretario norteamericano de Defensa, William Cohen, anuló ayer su visita de mañana y pasado a Alemania, aludiendo a las obligaciones que conciernen a este viaje.

Clinton tiene prevista para hoy una reunión de trabajo con el jefe del Gobierno israelí, actualmente enfrentado a una parte de su coalición, que se muestra hostil a cualquier concesión territorial, y a la Autoridad Palestina, que exige la fiel aplicación del Acuerdo de Wye Plantation, firmado en octubre en la Casa Blanca.

El principal motivo de discordia entre las dos partes es la cuestión de los presos palestinos que Israel debe liberar. Los palestinos esperan recibir la ayuda de Clinton para solucionar este asunto.

La negativa de Israel a liberar únicamente presos políticos entre los 750 palestinos que se ha comprometido a dejar salir de sus cárceles suscitó una ola de violencia que ha provocado en los últimos días cuatro muertos y cientos de heridos en los territorios.

Israel ha acusado a la Autoridad Palestina de ser la instigadora de la violencia y ha amenazado con no llevar a cabo las próximas retiradas de Cisjordania previstas por el Acuerdo de Wye Plantation. Israel excluyó una liberación adicional de presos políticos y cerró la puerta a un acuerdo al respecto.

La visita de Clinton tampoco ha conseguido, sin embargo, ocultar el clima de tensión en los territorios palestinos. Varios centenares de palestinos se manifestaron ayer contra la negativa israelí de liberar a más presos políticos palestinos. «¡Clinton, libera a nuestros prisioneros!», gritaba la muchedumbre, formada por numerosos familiares y amigos de los 2.000 prisioneros políticos en huelga de hambre desde la semana pasada.