Moscú resucitó ayer términos como «confrontación total», «agresión»
y «revisión de relaciones», arrinconados desde los tiempos de la
Guerra Fría, para condenar el ataque de Estados Unidos y Reino
Unido contra Irak.
El presidente ruso, Borís Yeltsin, dijo estar «indignado» y
acusó a Washington y Londres de «violar groseramente» los estatutos
de la ONU con el ataque, que «socava la seguridad
internacional».
Yeltsin, quien según el Kremlin «no durmió en toda la noche»,
conversó por teléfono con varios líderes europeos, aunque es
significativo que consideró «innecesario» comunicarse con el
presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
Los países de Oriente Medio condenaron el jueves los ataques
militares estadounidenses contra Irak y los palestinos convocaron a
una cumbre árabe de emergencia.
Algunos comentaristas se mofaron del presidente estadounidense,
Bill Clinton, por haber ordenado el ataque, al considerarlo una
medida de distracción ante el voto pendiente en el Congreso sobre
los cargos de juicio político en su contra.
El secretario general de la Liga Arabe, Esmat Abdel Meguid,
declaró que está «indignado por la agresión contra Irak» y criticó
al jefe de los expertos en desarme de la ONU, Richard Butler, a
quien hizo responsable de provocar la agresión.
«La decisión de atacar ha sido unilateral ya que no fue aprobada
por el Consejo de Seguridad», concluyó el secretario general de la
Liga Arabe, que reúne a 21 países, así como a la Autoridad
Palestina.
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