Los tres estadounidenses que fueron encontrados el viernes muertos
en la frontera entre Colombia y Venezuela eran activistas de
organizaciones de solidaridad que habían viajado a Colombia para
apoyar a los indígenas U'wa, que luchan contra la explotación
petrolífera en sus tierras.
Terence Freitas, un biólogo de 24 años, Ingrid Imawatuk y Larry
Gay Laheenge, dirigentes de organizaciones indígenas, de 41 y 39
años respectivamente, fueron secuestrados el 25 de febrero por
guerrilleros.
Sus cuerpos fueron encontrados en la mañana del viernes, en
territorio venezolano, a 30 metros del río Arauca. Una tarjeta de
crédito a nombre de Imawatuk fue la única pista que sirvió a las
autoridades para su identificación.
Tanto los indígenas como el Ejército colombiano expresaron
públicamente que el secuestro fue realizado por guerrilleros de las
FARC, que secuestraron a los tres estadounidenses con el argumento
de que «necesitaba investigarlos».
Estados Unidos ha condenado, en los términos más duros posibles,
el asesinato de tres ciudadanos estadounidenses a manos de las
FARC, a la que considera una peligrosa organización terrorista.
El Departamento de Estado ha pedido a las FARC que asuman su
responsabilidad en el crimen y que entreguen a los responsables de
la matanza para que sean juzgados en EE UU.
Colombia se está convirtiendo en los últimos meses en un lugar
peligroso para los extranjeros. Actualmente, dos españoles se
mantienen en paradero desconocido desde el 18 de febrero, cuando
fueron secuestrados por las FARC, sin que se tenga noticias de
ellos.
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