La negociación de la Agenda 2000 entró en su última etapa con la
reunión de ministros de Exteriores de ayer en Bruselas, que
examinaron la última propuesta de la presidencia alemana de la
Unión Europea (UE) y dieron la impresión de favorecer cambios que
propicien el acuerdo.
Era la última ocasión para los responsables de la diplomacia de
los Quince para preparar los elementos básicos que puedan
proporcionar un compromiso definitivo en Berlín los días 24 y 25 de
marzo, cuyas perspectivas, a juicio del ministro español Abel
Matutes «son positivas». El tono general apreciado en torno al
«cónclave» de ministros de Exteriores fue favorable a la obtención
del acuerdo sobre las líneas presupuestarias de la Agenda 2000, la
propuesta de la Comisión Europea para financiar una UE ampliada al
este y centro de Europa.
El boceto del documento que la presidencia alemana quiere hacer
aprobar en Berlín, y que tendrá una nueva versión antes del
miércoles, pareció «insuficiente» a algunas delegaciones, que
apoyaron una mayor minuciosidad en su contenido, criticado por
excesivamente general, pero se observó cierto movimiento en algunos
de los aspectos principales que puede favorecer el acuerdo.
El elemento inesperado de la crisis institucional causada por la
dimisión en bloque de la Comisión Europea parece propiciar un
compromiso en Berlín, para evitar una acumulación de asuntos
pendientes en la agenda de los Quince. El ministro Matutes insistió
en que para España es fundamental que el acuerdo sea alcanzado con
la Comisión Europea actual que preside el dimisionario Jacques
Santer, puesto que sería «insensato» encomendar la tarea a un
equipo totalmente nuevo.
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