El presidente de Paraguay, Raúl Cubas, acusó a infiltrados de los
sectores a favor y en contra de su Gobierno de la matanza ocurrida
el viernes por la noche y en la madrugada del sábado frente al
Congreso, en la que, al menos, 4 jóvenes murieron y más de cien
fueron heridos.
«Una vez más, jóvenes, niños, adultos y campesinos fueron carne
de cañón de sectores que bien resguardados esperaban beneficios
directos de la sangre derramada en todos los bandos», sostuvo el
mandatario en un mensaje a la nación.
Justificó su decisión de no ordenar la intervención de las
Fuerzas Armadas para controlar la situación, porque su utilización
«en pleno fragor hubiese sido un mayor detonante de las pasiones
desenfrenadas».
Cubas había movilizado tanquetas, carros blindados y efectivos
del Ejército al lugar de los sucesos, pero les ordenó tomar
posiciones para resguardar a los manifestantes y la sede del
Congreso cuando la matanza ya se había consumado. «Lo peor que pudo
acontecer lastimosamente aconteció, ambos bandos contaban con
infiltrados en sus filas», dijo.
Finalmente, reiteró que acatará el falló en el juicio político
que se le sigue en el Senado desde ayer, «aunque me sea
desfavorable».
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