La tensión creció ayer en la crisis de Kosovo y Rusia recordó los
tiempos de la Fuerza Fría tras el aparente malentendido sobre los
misiles provocado por las declaraciones del presidente Borís
Yeltsin y sus advertencias acerca de la posibilidad de que se
desencadene una «guerra mundial», que fueron inmediatamente
matizadas por el Kremlin. La confusión provocó la alarma general en
las cancillerías de Occidente.
Yeltsin, que se encuentra a una semana de la votación sobre su
destitución en la Duma, hizo estas declaraciones durante su
entrevista con el presidente de la Duma (cámara baja del Parlamento
ruso), Guennadi Seleznev, un encuentro que fue retransmitido en
directo por televisión.
En la reunión, Yeltsin aseguró haber exigido «a la Alianza
Atlántica, a Estados Unidos, a Alemania: no nos lleven a una acción
militar. Si no, seguramente habrá una guerra europea y tal vez
mundial, lo cual es inaceptable», añadió Yeltsin, antes de asegurar
que «Rusia no entrará en el conflicto armado en Yugoslavia salvo si
los norteamericanos nos empujan».
El presidente ruso estimó además que Washington «quiere pasar a
las operaciones terrestres, quiere sencillamente invadir Yugoslavia
y hacer de ella un protectorado». «Nosotros no podemos admitirlo»,
advirtió. Recordó no obstante que su país se niega a «brindar
armas» a la República Federal de Yugoslavia (RFY) aunque «esto
provoque críticas» de Belgrado.
Estas declaraciones coincidieron con los intentos del consejero
diplomático del Kremlin, Serguei Prijodko, de minimizar, aunque sin
llegar a desmentir, las declaraciones de Yeltsin sobre la crisis
kosovar, cuando aseguró a Seleznev que «había dado la orden de
apuntar misiles hacia los países en guerra contra Yugoslavia».
El presidente comunista de la Duma había afirmado que el jefe de
Estado había ordenado apuntar misiles «hacia los países que están
en guerra contra Yugoslavia», extremo que fue desmentido
inmediatamente por el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas
Estratégicas, el general Anatoli Perminov, que afirmó que sus
unidades no habían recibido por el momento ninguna orden particular
de apuntar sus misiles.
El Kremlin no desmintió las declaraciones del presidente, pero
trató de matizarlas. Respecto a los misiles, Prijodko afirmó que
todavía es «prematuro hablar de medidas concretas», aunque «no se
puede descartar que acciones de envergadura de la Alianza Atlántica
en Yugoslavia obliguen a una revisión de la doctrina de defensa
rusa».
En cuanto a la posibilidad de integrar a la RFY en la unión
Rusia-Bielorrusia, también mencionada por el presidente Borís
Yeltsin, el consejero precisó que un trámite de este tipo «necesita
un examen por parte de expertos y estudios muy atentos».
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