El enviado del Kremlin a los Balcanes, Víctor Chernomirdin,
respondió ayer al mentís de Belgrado que el presidente yugoslavo,
Slobodan Milosevic, sí aceptó una presencia internacional «militar,
desde luego». Yugoslavia y su mentor ante Occidente, Rusia, se
enzarzaron ayer en un duelo verbal sobre el contenido de los
acuerdos que Chernomirdin y Milosevic lograron ayer en Belgrado
para detener los ataques de la OTAN y abrir una vía política de
arreglo.
En explicaciones a la prensa tras el desmentido de Belgrado,
Chernomirdin dijo textualmente: «Serán militares, desde luego que
se trata de militares. ¿Cómo van a ser civiles? Habrá militares,
allí hay una guerra». Chernomirdin respondió así al portavoz
yugoslavo, Nebojsa Vujovic, quien poco antes había desmentido las
primeras versiones rusas sobre el plan negociado con Milosevic, que
se concretó en la fórmula diplomática de «memorando de
entendimiento».
«Para Yugoslavia son aceptables observadores desarmados, y la
OTAN tendría que retirar sus tropas de las fronteras yugoslavas»,
había dicho Vujovic. Inmediatamente después de que Chernomirdin
hiciera sus declaraciones a las agencias rusas, ITAR-TASS difundió
otro mensaje que el jefe de la diplomacia yugoslava, Jivadin
Jovanovic, hizo llegar a la oficina de la agencia oficial en
Belgrado. «No hemos tratado la cuestión de una presencia
internacional militar en Kosovo, (...) sólo hemos estudiado la
posibilidad de emplazar una misión internacional civil, pero en
ningún caso militar», decía el mensaje transmitido por un «alto
diplomático». Este funcionario añadió que Jovanovic «está muy
descontento» por la versión contraria difundida por medios rusos y
atribuida al enviado del Kremlin, mientras Washington y Londres
valoraban como «insuficiente» la presunta concesión de
Milosevic.
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