Los bombardeos de la OTAN «amenazan con destruir la seguridad
internacional» declaró ayer el emisario ruso para Yugoslavia,
Viktor Chernomirdin, citado por la agencia Interfax. «Rusia no debe
ser arrastrada al conflicto de los Balcanes», añadió el
representante especial del presidente Yeltsin.
Chernomirdin reiteró que el plan de seis puntos que acordó con
el presidente yugoslavo, Slodoban Milosevic, preveía el despliegue
de una «misión de la ONU (en Kosovo) con una importante
participación rusa que sería coordinada con la parte
yugoslava».
Los aliados declararon que la aceptación de un despliegue de
observadores civiles era insuficiente y recordaron en Washington
que el cese de los bombardeos estaría condicionado a un acuerdo
sobre el despliegue de una fuerza militar internacional.
Mientras, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Igor Ivanov,
manifestó que su país no reconoce a la OTAN el derecho a imponer un
embargo internacional petrolero a Yugoslvia y que Rusia continuará
proporcionando petróleo a Belgrado.
Mientras tanto, la televisión estatal serbia, que fue atacada en
la madrugada del viernes por aviones de la OTAN, sigue siendo un
objetivo para la Alianza Atlántica, señaló ayer su portavoz Jamie
Shea.
El portavoz de la OTAN justificó el ataque de la Alianza contra
ese medio, que afirma seguirá retransmitiendo a través de canales
alternativos, porque «es una agencia de propaganda con una fuerte
responsabilidad en la trayectoria de la antigua Yugoslavia a partir
de 1991». Cinco niños albanokosovares han muerto y otros dos han
resultado heridos por la explosión de una bomba que encontraron en
el pueblo de Doganovic, a 55 kilómetros al sur de Pristina.
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