La televisión estatal mostró a Ocalan impasible cuando el veredicto era anunciado. Los miembros del PKK acogieron la decisión con tristeza.

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EFE - ANKARA/MADRID Pese a la sentencia dictada por el Tribunal de Seguridad del Estado número dos de Ankara en la última sesión del juicio empezado el pasado día 31 en la isla-prisión de Imrali, en el mar de Mármara, el proceso dista de haber terminado, pues ahora pasa al Tribunal de Apelaciones y el Parlamento, cuya aprobación es necesaria para toda ejecución. Ninguna de las 130 condenas a muerte dictadas en Turquía desde 1984 se ha llevado a cabo. La eventual ejecución de Ocalan, condenado por el cargo de traición, podría agravar la violencia en el país, advirtieron políticos kurdos como Osman Ozcelik, vicepresidente de la única fuerza política kurda legal en Turquía, el Partido Democrático Popular (HADEP), que dijo que el juicio no fue imparcial.

La condena ha abierto en Turquía el debate sobre las consecuencias que tendría su ejecución, así como sobre la abolición de la pena de muerte, y el propio juez Turgut Okyay, que presidió el tribunal que condenó a Ocalan, dijo ayer que es contrario a ella.

El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), grupo guerrillero kurdo enzarzado desde 1984 en una guerra no declarada con el Estado turco en la que han muerto 35.000 personas, anunció que no se resignará a la condena a muerte de su líder, aunque no amenazó explícitamente con una nueva ola de violencia.

La violencia tampoco se desató ayer en casi ninguna de las protestas de la comunidad kurda en varios países de Europa, al contrario de lo que sucedió el pasado 16 de febrero, un día después del arresto de Ocalan en Kenia. Unos 300 kurdos se manifestaron pacíficamente ayer en el centro de Londres para solicitar la liberación del líder del PKK, mientras que varias decenas más se concentraron ante la embajada de Turquía en Italia.

Mientras, se suceden las reacciones de los gobiernos de todo el mundo ante la condena, en las que predominan casi con unanimidad las llamadas a la clemencia y la prudencia. El portavoz oficial griego, Yanis Nikolau, declaró que «Grecia está contra la pena de muerte y Turquía debe de demostrar que el funcionamiento de su justicia está a la altura de los países de la Unión Europea (UE)».

La propia Presidencia de la UE manifestó ayer en Río de Janeiro que espera que no se ejecute la sentencia, opinión similar a la manifestada por la Comisión y el Parlamento Europeo, así como por el Consejo de Europa. La Unión Europea, además, considera que el juicio de Ocalan se produjo «en circunstancias especiales» pero estima que el procedimiento judicial fue correcto y acorde con la legislación turca. La presidencia de turno alemana de la UE recuerda que «teniendo en cuenta la intención de Turquía de ser miembro de la UE, habría que destacar que la no aplicación de la pena capital es uno de los valores comunes y, por lo tanto, del acervo de la UE».

El Gobierno español, por medio de su portavoz, Josep Piqué, lamentó la condena y señaló que su postura «es idéntica a la de otros gobiernos de la UE».