Soldados británicos en vehículos militares blindados llegaron ayer a Portadown.

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EFE - BELFAST Los partidos políticos norirlandeses estudian las implicaciones del plan británico-irlandés para desbloquear el proceso de paz, mientras sube la tensión en torno a los desfiles orangistas. Al no conseguir el acuerdo esperado durante las maratonianas negociaciones de los últimos cinco días en Belfast, el primer ministro británico, Tony Blair, optó por una prueba de fuerza a dos bandas: la propuesta de un plan, que para muchos supone elegir entre todo o nada; y un despliegue militar con el mensaje de que no se tolerará ningún brote de violencia en los desfiles orangistas de este fin de semana y el próximo. El resentimiento hacia el Gobierno de Londres parecía aumentar por minutos entre los unionistas radicales tras conocer la propuesta lanzada el viernes por la noche por Blair, y su colega irlandés, Bertie Ahern, para forzar un acuerdo que permita la formación en dos semanas de un gobierno autónomo con la participación de Sinn Fein.

Al mismo tiempo, unos 2.000 soldados enviados por Londres tomaban posiciones y alzaban barreras en la localidad de Portadown para impedir que hoy la marcha de la protestante Orden de Orange viole la prohibición de entrar en el barrio católico de Garvaghy Road y evitar con ello violentos incidentes, como los ocurridos en años anteriores durante el desfile.

El sentimiento de abandono por Londres fue expresado ayer por el jefe de seguridad del Partido Unionista del Ulster, Ken Maginnis, quien manifestó que «hay una unanimidad virtual en el partido de que Tony Blair nos ha traicionado». Maginnis consideró que en el plan «se nos pide literalmente saltar sobre cristales con los pies desnudos».

Los unionistas fueron los únicos que salieron el pasado viernes por la noche de las negociaciones criticando el plan porque básicamente no satisface su demanda de condicionar la participación de Sinn Fein en el gobierno autónomo norirlandés al comienzo previo de la entrega de armas por el IRA, que según el plan deberá producirse unas semana después de la toma de posesión del nuevo ejecutivo.