Hillary Clinton presenta un cómic de Superman que explica a los niños de Kosovo cómo evitar las minas.

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AGENCIAS- MOSCÚ El presidente Boris Yeltsin, con despidos fulminantes, y su «familia» de fieles, y la oposición «al régimen» con graves denuncias y coaliciones electorales, desataron ayer la guerra política total en Rusia por un objetivo: el Kremlin.

Pero eso no es todo. El Kremlin anunció oficiosamente ayer que la momia de Lenin, que se exhíbe en un mausoleo de la Plaza Roja de Moscú, será enterrada «a toda costa» pese a las protestas y amenazas de los comunistas. Al respecto, el director del gabinete de Yeltsin, Alexandr Voloshin, adelantó que aunque el Partido Comunista y otros nostálgicos han advertido que provocarán disturbios, «nadie moverá un dedo». Yeltsin declaró hace dos semanas que el único problema del entierro del líder de la revolución bolchevique de 1917 era «cuándo llevarlo a cabo» e incluso hay quien dice que el gobierno ruso la ha puesto en venta.

Pero el semanario «Versia» avanzó en su última edición puesta ayer a la venta que el traslado del cadáver embalsamado de Lenin, creador del estado soviético, podría producirse «este agosto». De acuerdo con «Versia», el Kremlin podría utilizar las eventuales movilizaciones o levantamientos populares contra el entierro de la momia para ilegalizar el Partido Comunista y otros grupos políticos y hasta para declarar el estado de excepción.

La instauración del estado de excepción conllevaría la probable anulación de las próximas elecciones parlamentarias, previstas para el 19 de diciembre y que probablemente le costarían el puesto al actual presidente, Yeltsin, ante la congregación de fuerzas de oposición. Al principio de una larga campaña con dos comicios en los próximos diez meses, Yeltsin destituyó a dos asesores, un «cerebro gris» del Kremlin echó leña al fuego al decir que la momia de Lenin será enterrada «a toda costa» y el líder comunista Guennadi Ziugánov amenazó con querellas y desobediencia civil.

Rusia suministró misiles a Serbia antes del ataque aliado
Rusia suministró equipos de misiles tierra-aire a las tropas serbias antes del comienzo del conflicto de Kosovo sin que los países aliados tuvieran conocimiento de ello, afirma ayer la publicación de defensa Jane's Defence Weekly. Entre seis y diez sistemas de misiles S-300 PM fueron transportados, pero los envíos no pudieron ser utilizados para derribar aviones aliados ya que el comienzo de la campaña aérea dificultó nuevos suministros, añade la revista. Según fuentes consultadas por la publicación, ingenieros serbios comenzaron a trabajar para que el sistema de misiles estuviera parcialmente en condiciones de servicio y, aunque planificaron una prueba para el pasado 30 de mayo, finalmente no se lanzó ningún misil S-300. Por otra parte, Hillary Clinton, presentó ayer en Washington una publicación en forma de cómic de Superman dirigida a los niños de Kosovo, donde se les explica cómo evitar las minas antipersonales.