El jefe de UNAMET, Ian Martin, confirmó a su llegada ayer a Darwin
que el recinto principal de la ONU en Dili era abandonado, aunque
puntualizó que para asegurar la presencia de la organización
internacional en la isla, los doce policías y militares
permanecerán en la sede consular australiana. Martin, que llegó
junto con los primeros refugiados evacuados, manifestó que la
salida había sido decidida ante la imposibilidad de garantizar la
seguridad de los refugiados.
Mientras los refugiados narran las horribles situaciones
vividas, empiezan a conocerse más detalles del modo de operar de
las milicias apoyadas por el Ejército de Indonesia, que podrían
haber lanzado al mar un número de cadáveres muy difícil de
precisar.
Algunos testimonios recogidos ayer entre monjas y refugiados que
acudieron en los últimos días a esconderse en la sede de UNAMET
denuncian no sólo las violaciones de mujeres sino crueles
asesinatos en presencia de niños de corta edad, que ahora viven
traumatizados, o la quema de cadáveres el sábado en Dili.
Mientras, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, expresó
ayer su esperanza de que la fuerza internacional que será enviada a
Timor Oriental comience su despliegue el próximo fin de semana.
«Nos estamos moviendo tan rápido como podemos», comentó Annan.
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