El atentado de San Petersburgo causó dos muertos y cuatro heridos graves.

TW
0
BERNARDO SUÀREZ INDART - MOSCÚ El Kremlin anunció ayer una guerra sin cuartel contra el terrorismo, mientras la Cámara Alta del Parlamento brindó todo su apoyo a las medidas extraordinarias de seguridad adoptadas por el Gobierno en todo el país. Al mismo tiempo, el Kremlin, según fuentes oficiosas, aprobó un ataque de envergadura contra posiciones islamistas en Chechenia.

«No habrá compasión con los terroristas», afirmó el ministro del Interior, Vladímir Rushailo, el hombre al que el presidente Boris Yeltsin encargó encabezar la cruzada contra los extremistas islámicos que en las últimas semanas han sembrado el terror en varias regiones de Rusia. Rushailo señaló que las fuerzas de seguridad trabajan sin descanso para dar con el paradero de los autores de los atentados terroristas que se cobraron cerca de 300 muertos en menos de dos semanas.

El titular del Interior dijo que ya han sido identificados al menos dos de los terroristas que participaron en la voladura de dos edificios residenciales en la capital rusa, y que han sido detenidas seis personas involucradas en el atentado de Buinaksk (Daguestán), el primero de la cruenta serie. La operación antiterrorista «Torbellino», que la policía y los servicios secretos llevan a cabo en todo el país, ha comenzado a dar, según Rushailo, sus primeros frutos y ha incidido positivamente en la situación en el país.

En los últimos días han sido detenidas más de 11.000 personas buscadas por la justicia o sospechas de la comisión de crímenes. La policía ha decomisado cerca de 2.000 armas de fuego, 61.000 municiones de todo tipo, 4.000 kilogramos de explosivos, 774 artefactos explosivos y seis mecanismos de relojería.

En la madrugada de ayer, una explosión en un edificio de San Petersburgo causó dos muertos, pero los investigadores creían hoy a mediodía que este acto criminal no poseía «ninguna relación» con los atentados de estos últimos días.

Rushailo reveló que el Gobierno estudia la posibilidad de crear una «zona especial de seguridad» en torno a la república separatista de Chechenia, considerada por Moscú como la principal guarida de los extremistas islámicos.