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El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, propuso ayer un cambio de estrategia en el proceso de ampliación de la UE para no perder «la oportunidad de unir Europa», por primera vez, sin la fuerza de las armas. Prodi echó mano de la Historia para justificar su propuesta de abrir en el 2000 negociaciones con otros seis países candidatos -Bulgaria, Letonia, Lituania, Malta, Rumanía y Eslovaquia- y otorgar a Turquía el estatuto de candidato, aunque sin abrir negociaciones hasta que no se convierta en un país democrático. «Rara vez en la historia se nos presenta una oportunidad como esta. Por primera vez en 2.000 años tenemos la ocasión de unir Europa sobre la base de unos ideales comunes y compartidos en vez de por la fuerza de las armas», afirmó.

Si el proceso de ampliación continúa como hasta ahora, advirtió Prodi, los países involucrados «terminarán por desilusionarse y nos darán la espalda; sus políticas económicas empezarán a diverger y la oportunidad histórica se perderá, quizá para siempre». El comisario europeo de Ampliación, Gunter Verheugen, resumió que «se trata de un cambio de estrategia que fortalece la credibilidad del proceso y deja claro a los Estados que han solicitado su adhesión que son bienvenidos y que les ayudaremos a mejorar su capacidad para que sean miembros».

El cambio de estrategia implica también, explicó, el compromiso de la UE de estar preparada para acoger a los nuevos miembros «para finales del 2002», fecha para la que estarán terminadas las adaptaciones institucionales necesarias para incorporar más países. Prodi explicó que el 2002 no es el año en que entrarán los nuevos países, sino la fecha en la que la UE se compromete ante esos países a estar lista para dejarlos entrar, de forma que tengan un calendario al que atenerse para efectuar las reformas políticas y económicas que deben afrontar antes de ingresar en la Unión. «Cambiamos las cosas para acelerar el proceso y estimular los esfuerzos de reforma en esos países», afirmó.