El ministro ruso de Defensa, Igor Serguiev, acusó ayer a Estados
Unidos de querer expulsar a Rusia del Cáucaso y de Asia Central, al
criticar su intervención militar en Chechenia. «Es un desafío a
Rusia destinado a debilitar su posición y a expulsarla de las
regiones del Caspio, del Cáucaso y de Asia central», declaró
Sergueiev en una declaración retransmitida por televisión tras una
reunión de responsables de la operación armada en Chechenia.
Según Sergueiev, «la hipótesis de una guerra perpetua en el
Cáucaso responde al interés nacional de Estados Unidos. En este
caso, Rusia desplegaría medios considerables para detener el
conflicto, lo que la debilitaría». Washington criticó violentamente
la operación militar en Chechenia, acusando a las fuerzas rusas de
violar las convenciones internacionales al bombardear a
civiles.
Por otra parte, el Kremlin cree que es posible negociar una
solución política en Chechenia al tiempo que prosigue la lucha
«antiterrorista», afirmó ayer el «número dos» de la administración
presidencial, Igor Chabdurassulov. Según explicó, el problema
checheno se divide en dos partes: «una parte política y una parte
antiterrorista». «La posición del Kremlin es proseguir la operación
antiterrorista, por un lado, y reanudar un diálogo político, por
otro, ya que lo uno no impide lo otro».
Mientras, el Comité de la Cruz Roja Internacional (CCRI) evacuó
ayer a todo su personal de Chechenia en medio de alarmantes datos
sobre casos de tuberculosis, hepatitis y poliomielitis entre los
cerca de refugiados que huyen de la guerra.
Pese al riesgo que corrían, alrededor de 30 trabajadores de la
Cruz Roja permanecieron hasta ayer en la capital chechena «porque
había mucho trabajo que hacer», manifestaron fuentes de la
organización humanitaria internacional.
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