El congreso programático de Los Verdes, socios menores de la
coalición gubernamental alemana, concluyó ayer después de tres días
de intensos debates donde se cedió a la adaptación al poder, pero
se intentaron conservar vestigios tradicionales.
Esta orientación hacia el pragmatismo llevó a la co-presidenta
Gunda Roestel a desmentir las previsiones de caos y alabar el alto
nivel de los debates al término del congreso, en el que el ministro
de Medio Ambiente, Jürgen Trittin, fue uno de los grandes
vencedores. En una jornada de debates de más de catorce horas se
respaldó ayer la postura «paciente» de Trittin, en el plan de
abandono de la energía atómica y se rechazó amenazar con una
ruptura de la coalición con los socialdemócratas.
Trittin, recibió ovaciones y un mayoritario respaldo a su
propuesta de dar a las centrales nucleares alemanas un tiempo de
vida de treinta años lo que supone que el último reactor se
desconectaría en el 2018.
Estos límites superan considerablemente las exigencias iniciales
de los eco-pacifistas y no contentan a los sectores más
izquierdistas del partido y además la moción no plantea un
ultimátum a las conversaciones con los reticentes empresarios del
sector nuclear.
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