A pesar de la avalancha de amenazas bélicas proferidas en las
últimas semanas por los dirigentes chinos contra los electores
taiwaneses para que no votasen al independentista Chen en las
elecciones presidenciales, China es incapaz de efectuar con éxito
un ataque contra Taiwán, según consideran los analistas. Pekín
dispone de muchos más hombres que Taiwán, pero su material no está
preparado para una guerra tecnológica, que Taiwán puede realizar
con mayor facilidad.
Pero a pesar de las amenazas, Pekín reaccionó ayer con
moderación a la victoria de Chen, evitando cerrar la puerta al
diálogo. China se dispone a «escuchar lo que el nuevo dirigente de
Taiwán diga, observar lo que haga y ver adónde va a conducir las
relaciones entre ambos lados del estrecho de Taiwán», indicó ayer
el régimen comunista en un comunicado oficial. «La reacción china
es más positiva de lo que cabía esperar», declaró el sinólogo David
Zweig, de la Universidad de ciencias y tecnologías de Hong Kong.
«China adoptó una actitud de espera y observación».
«Tras las advertencias beligerantes de los últimos días, las
autoridades volvieron a un discurso sensato. Reaccionaron con
moderación», consideró un diplomático occidental que quiso
permanecer en el anonimato. Los expertos subrayan que las
reiteradas amenazas de intervenir militarmente contra Taiwán
tuvieron un efecto contraproducente para Pekín.
La secretaria de Estado norteamericana, Madeleine Albright,
calificó de «prudentes» y adaptadas a la situación las primeras
declaraciones públicas del futuro presidente taiwanés, Chen
Shui-bian. Del mismo modo calificó la reacción de China al triunfo
del partido independentista taiwanés.
«Hizo sus propuestas a los dirigentes chinos e indicó que quiere
iniciar con ellos un diálogo pacífico, y creo que es lo que
convenía en esta situación», declaró Albright, de viaje por India
en compañía del presidente de Estados Unidos, Bill Clinton.
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