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J.A. BAÑALES - WASHINGTON Aunque el Pentágono quiere restarle importancia, la prueba del sistema de Defensa Nacional anti misiles es vista como esencial para la nueva versión del proyecto de la «guerra de las galaxias», que según sus críticos, es un fraude costoso por una amenaza que no existe.

Los militares estadounidenses debían disparar esta madrugada (hora española) desde la base Vandenberg, en California, un misil «Minuteman II» portador de una ojiva sin explosivos y un señuelo en una trayectoria balística hacia el centro del océano Pacífico. Después debían disparar desde el atolón Kwajalein, en las islas Marshall, a 7.700 kilómetros de California, otro «Minuteman II» portador de un artefacto interceptor, equipado con sistemas de navegación, detección y propulsión. El portavoz del Pentágono P.J. Crowley dijo, no obstante, que el secretario de Defensa, William Cohen, no apoyará exclusivamente en este experimento la recomendación que enviará al presidente Bill Clinton sobre el sistema, conocido por las siglas NMD.

«Esta prueba no sugiere, automáticamente, que si hay impacto hubo un éxito, y tampoco, si falla, eso quiere decir que todo el programa es un fracaso», dijo Crowley. Bruce Blair, presidente del Centro para Información de Defensa, dijo que «los rusos tienen una percepción legítima de que el desarrollo del NMD por parte de Estados Unidos será una amenaza para la capacidad de disuasión nuclear rusa».