Un total de tres masacres y ocho ataques, registrados en Cachemira
y que las autoridades indias atribuyen a extremistas musulmanes,
han causado la muerte de al menos 93 personas, entre ellas 82 de
nacionalidad india, en menos de 24 horas, según el último balance
hecho público ayer por la Policía. La masacre más sangrienta, que
tuvo lugar en Pahalgam, a unos 100 kilómetros al sur de Srinagar,
causó la muerte de 33 personas. Esta ola de violencia coincide con
las negociaciones de las modalidades de un alto al fuego que están
manteniendo las autoridades indias junto a uno de los principales
grupos guerrilleros cachemiros, Hizbul Mujahideen.
Las autoridades han lanzado el toque de queda en las zonas de
Cachemira con mayoría hindú, según indicó la Policía. «Las primeras
informaciones no excluyen la posibilidad de que las matanzas hayan
sido causadas por disparos de fuerzas indias», señaló ayer el
Ministerio paquistaní de Asuntos Exteriores en un comunicado. El
secretario general de la ONU, Kofi Annan, deploró ayer las matanzas
perpetradas en las últimas horas en Cachemira, donde fueron
asesinadas cerca de un centenar de personas. En un comunicado leído
por Manuel Almeida e Silva, portavoz de la ONU en Nueva York, Annan
hace un llamamiento a India y Pakistán para que «encuentren una
solución política al problema de Cachemira».
Las autoridades indias afirmaron ayer que continuarán con el
diálogo abierto con la organización rebelde de Cachemira Hizbul
Mujahideen, a pesar de la serie de ataques que han provocado 93
muertos, principalmente hindúes, según el último balance, en
Cachemira. En una declaración ante el Parlamento, el primer
ministro indio, Atal Behari Vajpayee, acusó a grupos extremistas
musulmanes, apoyados por Pakistán, de ser responsables de la
reciente oleada de violencia.
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