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RAFAEL CAÑAS - WASHINGTON Pocas semanas antes de las elecciones que decidirán el nuevo presidente de EE UU, Bill y Hillary Clinton han quedado definitivamente exculpados del escándalo Whitewater, el primer motivo por el que se les comenzó a investigar, hace ya seis años.

El fiscal especial Robert Ray presentó ayer su informe final sobre el caso Whitewater, que confirma, como se sospechaba desde hacía tiempo, que no se acusará a los Clinton por este caso, un proyecto inmobiliario fallido que comenzó a finales de los años 70. «No hay pruebas suficientes para probar ante un jurado, más allá de una duda razonable, que el presidente o la señora Clinton participaron deliberadamente en actividad criminal o tuvieron conocimiento de ello», señaló un comunicado de la oficina de Ray.

La Casa Blanca respondió con una muy breve declaración, de sólo una frase: «Robert Ray es el último investigador que completa un examen de las transacciones relacionadas con Whitewater y concluye que no hay base para una acción legal».

El presidente y su entorno consideraban que el antecesor de Ray, el famoso Kenneth Starr, ya había llegado a la misma conclusión hace dos años, y que el proceso continuó por motivos políticos para salir a la luz en plena campaña electoral, en la que Hillary Clinton es candidata al Senado por Nueva York.