Tras cuatro años cuidadosamente custodiada, la bomba que dejó
grabada en una cinta de vídeo el promotor Jean-Claude Méry,
sospechoso de haber recaudado fondos para el RPR, sacudió ayer el
mundo político, empezando por el inquilino del Elíseo, Chirac.
Este último fue testigo el 5 de octubre de 1986 -cuando era
primer ministro- de cómo Méry entregaba en mano 762.245 euros al
que entonces era su jefe de Gabinete, Michel Roussin. Un dinero
supuestamente procedente de comisiones por contratos de
construcción adjudicados por la Alcaldía de París liderada por
Chirac de 1977 a 1995, según el «testamento». Esa confesión
póstuma, en un vídeo grabado el 24 de mayo de 1996 «por si me pasa
alguna cosa», fue publicada ayer por el vespertino «Le Monde», que
además puso el documento en su página de internet.
En una entrevista televisiva anoche, Chirac dijo estar
«indignado por el procedimiento, por las mentiras y por las
exageraciones» contra él y consideró que «debe haber límites para
la calumnia». En este sentido, subrayó que «ayer corría un rumor
injurioso sobre una grave enfermedad (...) que me impediría cumplir
con mis funciones y hoy nos encontramos con una mentira
rocambolesca».
«Hacen hablar a una persona muerta hace un año, difunden un
documento gravado hace supuestamente cuatro años y el periódico que
lo hace público lo califica (el documento) de inverificable y sin
valor jurídico y todo eso tres días antes del referéndum» sobre la
reducción del mandato presidencial a cinco años, se indignó
Chirac.
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