Mientras la Comisión Electoral de Yugoslavia guardaba silencio
absoluto, un día después de los comicios, Occidente insistió en que
Milosevic había sufrido una derrota, mientras que Rusia se limitó a
comentar que el proceso electoral, al parecer, había transcurrido
dentro de la «normalidad». El domingo se celebraron elecciones
federales presidenciales y parlamentarias en Yugoslavia, junto a
las locales en Serbia y las regionales en la provincia serbia de
Voivodina, donde está concentrada la minoría húngara.
Desde varias capitales occidentales se difundieron nuevamente
las acusaciones de que Milosevic ha manipulado los resultados de
las elecciones, pese a que el Partido Socialista Serbio (SPS) del
presidente yugoslavo reconoció ayer no haber ganado la mayoría
absoluta necesaria para evitar una segunda vuelta electoral. Según
el SPS, hará falta una segunda vuelta el próximo 8 de octubre entre
Milosevic y su primer rival, Vojislav Kostunica, mientras que los
partidarios de éste sostuvieron que el candidato opositor habrá
ganado ya en la primera ronda por mayoría absoluta.
El portavoz del Departamento de Estado en Washington, Richard
Boucher, afirmó que «el voto popular ha sido un voto por la
democracia» y «lo que queda por ver es si Milosevic reconocerá la
voluntad del pueblo». Boucher insistió en que «hubo un fraude
masivo por parte de las autoridades», sin citar fuentes. La UE
confirmó ayer que sigue en pie su promesa de levantar sanciones y
prestar ayuda si se confirma un cambio con un rumbo democrático en
Serbia. España subscribió «en todos los términos» las
manifestaciones de Védrine y la UE.
El encargado de la Política Exterior y de Seguridad de la UE,
Javier Solana, subrayó que las autoridades serbias «deben respetar
la voluntad de los votantes y asegurar que las etapas restantes del
proceso electoral sigan con integridad». Solana consideró también
que la alta participación en las elecciones del domingo supone «una
poderosa manifestación del fuerte deseo de cambio pacífico tras
años de declive económico y aislamiento internacional». Solana
afirmó compartir la preocupación por las irregularidades en el
proceso de votación puestas de manifiesto por muchos informes.
«Cualquier intento por parte de Milosevic de declarar la victoria
sería fraudulento», señaló.
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