Cinco palestinos han muerto y más de 200 han resultado heridos en
los disturbios registrados ayer, día de la oración musulmana, en la
Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, al enfrentarse fieles
palestinos con la policía israelí. Los sucesos, los más graves de
los últimos meses en Jerusalén, se han producido cuando Israel se
dispone a celebrar la entrada al Nuevo Año judío 5761, que comenzó
anoche, y en medio de una gran tensión generada por incidentes
similares el jueves en la ciudad vieja de Jerusalén y varios
ataques contra militares israelíes en Gaza y Cisjordania.
El primer ministro israelí, Ehud Barak, ha advertido que la
violencia puede poner en peligro el proceso de paz y ha pedido a
Yaser Arafat que tome medidas para frenarla, mientras los
palestinos culpan a las acciones «provocativas» de Israel de la
tensión reinante. Según la agencia palestina Wafa, cuatro de las
víctimas mortales son palestinos de los territorios y uno habitante
de la ciudad israelí de Umn El Fahem, en la Galilea. La policía
israelí informó que una treintena de sus agentes también han sido
heridos por pedradas.
Los incidentes estallaron al terminar la oración del mediodía en
la mezquita de Al Aksa, tercer lugar más sagrado del Islam, a la
que asistieron unos 20.000 musulmanes, y según fuentes palestinas
consideraron una provocación la excesiva presencia policial israelí
a las puertas del recinto sagrado. Los palestinos comenzaron a
tirar piedras, y los agentes israelíes irrumpieron en la explanada
y dispararon balas de goma y munición real, así como gases
lacrimógenos. El caos se apoderó del recinto.
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