El responsable de Exteriores de la Unión Europea, Javier Solana,
insistió una y otra vez en que lo más importante en estos momentos
no es buscar responsabilidades por la sangrienta ola de violencia
en los territorios palestinos, sino «lograr que baje la tensión y
que las partes se sienten de nuevo a negociar».
«Este es el esfuerzo que estamos haciendo conjuntamente con
otros dirigentes de la comunidad internacional», como el secretario
general de la ONU, Kofi Annan, y el ministro ruso de Exteriores,
Igor Ivanov, que también se encuentran en la región, además de los
mediadores EEUU, Egipto y otros.
«Yo no he venido aquí a juzgar, el tiempo que nos queda es para
ir adelante, no para mirar atrás», subrayó, en referencia a las
acusaciones mutuas de Israel y la Autoridad Nacional Palestina
sobre los enfrentamientos en Gaza y Cisjordania.
El Gobierno de Ehud Barak renovó la noche del lunes el ultimátum
dado al líder palestino, Yaser Arafat, para que ponga fin a la
Intifada en los territorios, pero al mismo tiempo ordenó a su
Ejército que utilice todos los medios necesarios para reprimir la
revuelta.
La decisión del gabinete israelí de dar «uno o dos días
suplementarios» al presidente de la Autoridad Palestina para acabar
con la violencia en los territorios y después el anuncio de Barak,
el martes en la radio pública, de que el plazo sería finalmente de
«tres o cuatro días» vaciaron de significado el ultimátum
inicial.
El nuevo plazo aumenta las oportunidades de éxito de los
intensos esfuerzos diplomáticos conducidos por el secretario
general de la ONU, Kofi Annan, y en la sombra por el presidente
estadounidense Bill Clinton.
Responsables palestinos rechazaron el nuevo ultimátum y
reiteraron que es Israel quien hace la guerra contra ellos, como lo
demuestra el hecho de que en los 13 de días de crisis han muerto un
centenar de palestinos, y sólo cuatro israelíes.
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