La cumbre de mañana lunes en la localidad egipcia de Sharm el Sheij
se presenta como la última oportunidad para encarrilar las
conversaciones de paz entre israelíes y palestinos, e intentar
acabar con el ciclo de violencia en que se hallan inmersos.
La cumbre convocada para mañana en la localidad egipcia de Sharm
el Sheij reabre las esperanzas de solucionar la peor crisis del
proceso de paz en Oriente Medio, donde se registra una drástica
disminución de la violencia en los territorios ocupados.
Tanto el presidente palestino, Yaser Arafat, como el primer
ministro israelí, Ehud Barak, han confirmado su asistencia a la
cita, así como los presidentes de EE UU, Bill Clinton, y de Egipto,
Hosni Mubarak, y se espera al secretario general de la ONU, Kofi
Annan, así como a Javier Solana, entre otros mediadores
internacionales.
Israelíes y palestinos han accedido a retirar las condiciones
previas que imponían para celebrar una cumbre similar, y que han
tenido durante casi toda la semana a los mediadores internacionales
como «correos» entre la ANP y el Gobierno israelí.
Según el portavoz del Gobierno israelí, Nahman Shaí, no hay
condiciones previas para la cumbre y «si las llega a haber, Israel
no participará». Ambas partes se han apresurado a dejar claro lo
que exigirán en la reunión, que pretende acabar con la oleada de
violencia entre israelíes y palestinos, que en 17 días se ha
cobrado más de un centenar de muertos árabes y siete israelíes.
El ministro de Cooperación Internacional (Exteriores) de la ANP,
Nabil Shaat, reiteró la necesidad de que se cree una comisión que
investigue el comportamiento de las fuerzas de seguridad israelíes
en el levantamiento palestino.
Durante días, Arafat reiteró que sin comisión no habría reunión
posible; ahora parece conformarse con las garantías de los
mediadores de que el asunto se abordará.
Moscú recela de EE UU y amenaza con dejar el proceso de
paz
Rusia reaccionó con sorprendente recelo al acuerdo sobre la cumbre
y amenazó con abandonar el proceso de paz, que copatrocina junto a
EE UU, al acusar a este país de «monopolizar» la mediación en
Oriente Medio. Dimitri Rogozin, que últimamente actúa como portavoz
del Kremlin en los principales asuntos internacionales, amenazó con
que Rusia «tendrá todo el derecho de quitarse la responsabilidad de
copatrocinador en caso de que la cumbre resulte un fracaso».
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