En un solo día la moneda europea se depreciaba un 1'4 por ciento
frente al billete verde y un 1'5 por ciento contra el yen japonés,
sin que el Banco Central Europeo (BCE) se decidiera a actuar en su
auxilio. El BCE fijó oficialmente el euro en 0'8307 dólares, lo que
equivale a un cambio de 200'296 pesetas por dólar y a una
depreciación desde su introducción en enero de 1999 del 29 por
ciento respecto al billete verde.
Hacia las 17.20 horas de ayer, la eurodivisa se pagaba a 0'8253
dólares comparado con el tope de 0'8387 dólares de la mañana.
Fuentes del sector opinaron que esta entidad podría esperar hasta
que la euromoneda descienda por debajo de los 80 centavos de dólar
para intervenir en los mercados de divisas, como hizo el 22 de
septiembre pasado junto con Canadá, Estados Unidos, el Reino Unido
y Japón.
El desplome de ayer por debajo de los 83 centavos de dólar se
produjo tras sentirse decepcionados los mercados por la inacción
del Banco Central Europeo (BCE) para intervenir en defensa de la
divisa europea. Las ganancias de hace un mes a raíz de la
intervención del BCE se han erosionado por diversas razones,
incluidas las declaraciones intempestivas de su presidente, Wim
Duisenberg, sobre la política del banco de no intervenir favor de
la moneda si ésta se descalabrara por el conflicto de Oriente
Medio.
Los datos poco favorables sobre la producción industrial en
agosto también han contribuido al deterioro de la eurodivisa, pero
fueron las expectativas defraudadas de los agentes cambiarios sobre
una hipotética segunda intervención del BCE las que aceleraron ayer
su caída. Pocas eran las esperanzas de que los ministros de
Finanzas del Grupo de los 20 (G-20) reunidos en la ciudad de
Montreal desde ayer dieran un espaldarazo la moneda común europea,
aunque sólo fuera un apoyo verbal.
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