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DIANA MENDOZA - LIMA El comandante Ollanta Humala se mantiene en rebeldía por cuarto día, mientras el ejército, que ha reforzado el cerco de tropas para capturarle, permitió ayer la mediación del defensor del pueblo para acabar pacíficamente con la rebelión. El defensor del pueblo, Jorge Santistevan de Noriega, y uno de los hermanos de Humala partieron anoche en un helicóptero militar al teatro de operaciones, en el límite de los departamentos de Puno y Moquegua, para pedirle al comandante rebelde que se rinda.

Santistevan y Ulises Humala viajaron acompañados del jefe de la Tercera Región Militar, general Abraham Cano, desde el aeropuerto militar de Moquegua, 1300 kilómetros al sur de Lima. Antes de partir, Santistevan le envió a Humala un mensaje en el que le dijo que «existe la mejor disposición para que esto tenga un final sin disparos y con respeto a su seguridad y a su dignidad militar».

Santistevan también afirmó que la operación militar en marcha «tiene carácter estrictamente disuasorio, a tal punto que no se ha disparado ningún tiro». El comandante rebelde admitió ayer que su movimiento no ha tenido el apoyo que esperaba en el ejército, y señaló que está dispuesto a «dialogar» con las autoridades para llegar a un acuerdo en el que se respete su dignidad y su vida.

Mientras, las movilizaciones de apoyo al teniente coronel rebelde Ollanta Humala crecen en el sur del Perú, donde un centenar de reservistas del ejército se adhirieron a su causa y partieron desde la ciudad de Tacna en su búsqueda. Miles de personas se volcaron a las calles de las ciudades de Tacna y Moquegua, más de mil kilómetros al sur de Lima, para exigir que el Gobierno respete la vida del sublevado, quien continúa su resistencia junto a siete hombres.