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EMILIO SÀNCHEZ - WASHINGTON Los republicanos trataron ayer de capear el temporal del revuelo causado por la noticia de la detención y multa hace 24 años de George W. Bush por conducir borracho con acusaciones de «juego sucio» o «golpe bajo» contra los demócratas. Ya se sabía que Bush había bebido con frecuencia hasta que al cumplir los 40 años lo dejó, sin que desde entonces haya probado ni una gota de alcohol, pero se desconocía que hubiese sido detenido cuando conducía ebrio.

Los medios de comunicación se centraron ayer en repasar las respuestas de Bush cuando se le preguntó si había sido detenido o multado mientras estaba borracho. La portavoz del candidato republicano, Karen Hughes, leyó textualmente la respuesta que siempre ha dado Bush: «No tengo un perfecto historial de mi juventud».

Con estas u otras frases semejantes, Bush ha respondido siempre a las preguntas sobre sus años jóvenes, sin que haya contestado tampoco directamente si ha consumido drogas. Ha mantenido que tuvo «indiscreciones de juventud», pero sin más detalles. Durante un mitin ayer en Grand Rapis (Michigan), Bush se refirió brevemente al episodio de la multa y señaló que ha aprendido de los errores de juventud.

«El papel de un líder es compartir experiencias. Entiendo cuál es la responsabilidad del cargo (de presidente) y prometo cumplir con honor e integridad», declaró. Su portavoz fue más allá y acusó a los demócratas de «juego sucio» al difundir esa información, ya que fue el abogado Tom Connolly, candidato demócrata a gobernador de Maine en 1998, quien entregó a una periodista la fotocopia con el expediente policial de Bush.

La periodista de una estación de televisión de Portland, Maine, Erin Fehlau, difundió en la noche del jueves la información, que rápidamente se propagó por todo el país y que ha caído como una bomba en la campaña republicana.