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RAQUEL ORTEGA - JERUSALÉN La reunión entre el presidente de EE UU, Bill Clinton, y el líder palestino, Yaser Arafat, el próximo jueves, despierta escepticismo entre los dirigentes palestinos, quienes afirmaron hoy lunes que la sublevación popular (la «intifada», en árabe) «continuará hasta la liberación de Jerusalén».

En los incidentes -en un número mucho menor al de los últimos días y semanasque se produjeron ayer en Cisjoradania y Gaza soldados israelíes mataron a dos manifestantes palestinos e hirieron a al menos 60. En las cinco semanas de enfrentamientos de la llamada «intifada de Al Aksa», murieron 200 palestinos y 15 israelíes, tanto civiles como militares.

Se piensa que Clinton les dirá una vez más a Arafat y a Barak que les conviene poner fin a los actuales enfrentamientos armados entre sus respectivos pueblos, así como alcanzar un tratado definitivo de paz, al tiempo que les advertirá de que Estados Unidos se opone a que cualquiera de ellos adopte medidas unilaterales. Fuentes oficiales palestinas dijeron que el objetivo de la reunión de Arafat con Clinton es «romper el monopolio estadounidense» en lo que respecta a la implicación en el conflicto y en las negociaciones palestino-israelíes.

Otro objetivo de Arafat es exigir la presencia de «cascos azules» y una mayor implicación internacional de la Unión Europea, la ONU y Rusia, al igual que de los países árabes que han firmado tratados de paz con Israel, como Egipto y Jordania. Por su parte, el ministro y negociador palestino Saeb Erekat afirmó ayer que el objetivo principal de Arafat, en su reunión con Clinton, es «conseguir el envío de un contingente de paz para proteger a los palestinos de la agresión israelí y la creación de una comisión internacional que la investigue».