El primer ministro francés, Lionel Jospin, anunció ayer la
inmediata «suspensión general y temporal» del uso de las harinas
animales en los piensos y de la importación de dichas harinas, así
como otras medidas contra la crisis de las «vacas locas».
El plan de siete puntos anunciado por Jospin incluye también la
prohibición de la venta de los filetes «T-bone» de vacuno
(chuletón), y la eliminación de las vértebras de los bovinos en la
fabricación de gelatina y sebo. Además, se ampliará el programa de
pruebas de detección del mal de las «vacas locas» en los bovinos
que entren en la cadena alimentaria y se trabajará en un test «más
sensible» que permita la «generalización» de las pruebas «a gran
escala lo antes posible».
Francia, dijo Jospin, propondrá a la UE que preparen la
extensión de las pruebas «a escala europea». El plan también prevé
el reforzamiento de la investigación de la Encefalopatía
Espongiforme Bovina (EEB) o mal de las «vacas locas», y de la
variante humana mortal de la enfermedad de Creutzfeldt-Jacob
vinculada al agente causante de las «vacas locas».
El conjunto de este dispositivo constaría «varios miles de
millones de francos» anuales si la moratoria se convierte en
prohibición definitiva, dijo Jospin, quién no precisó el coste,
aunque sus colaboradores barajaron previamente unos 762 millones de
euros anuales. Los expertos han advertido sobre los riesgos
medioambientales y sanitarios del almacenamiento e incineración de
las harinas animales ya existentes y de las toneladas de huesos y
grasas que habrá que eliminar en el futuro.
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