Los estadounidenses, aficionados a los dramas judiciales
televisados, tuvieron ayer en sus pantallas a los litigantes
asalariados de Al Gore y George Bush argumentando ante el Tribunal
Supremo de Florida para que adjudique la elección presidencial que
el voto no ha decidido. Todas las cadenas de televisión comercial y
la red de información pública C-Span transmitieron anoche, en
directo desde Tallahassee, la sesión ante el tribunal que componen
cinco hombres -uno de ellos negro- y dos mujeres, una de ellas
negra.
El Tribunal Supremo de Florida concluyó anoche una audiencia
crucial sobre la validez de los recuentos manuales de votos en el
estado que podría determinar el resultado de las estancadas
elecciones presidenciales en Estados Unidos. Los siete jueces del
tribunal escucharon, durante mas de dos horas y con incesantes
preguntas, los argumentos orales de los abogados del partido
demócrata, que están a favor de ese recuento manual, y de los
republicanos, que se oponen.
El presidente del Tribunal Supremo, Charles T. Wells, comenzó la
audiencia con una declaración en la que destacó la trascendencia de
la vista: «La corte reconoce la dimensión histórica de esta
audiencia y la trascendencia para nuestra nación y el mundo». De
los siete jueces, seis son de orientación demócrata y uno es
independiente, y todos ellos han sido nombrados por gobernadores
demócratas.
Los siete jueces tienen que decidir si el estado de Florida debe
o no incluir en su certificación final del resultado de las
elecciones los recuentos manuales que se llevan a cabo en tres
condados. Los 25 votos electorales de Florida le darían al
candidato presidencial republicano George Bush, o a su rival
demócrata, Al Gore, los 270 necesarios para alcanzar la Casa
Blanca.
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