El rebrote en Europa de la Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB)
o mal de las 'vacas locas' tendrá un impacto de más de 5.700
millones de euros (950.000 millones de pesetas) en la economía de
los Quince, incluyendo tanto el coste para las arcas comunitarias
como para el sector ganadero de los distintos países. Aunque no hay
cifras oficiales, los Quince acusarán el impacto de las medidas
propuestas por Bruselas, desde la prohibición de las harinas
animales y su incineración, hasta la retirada de la cadena
alimentaria de todas las reses mayores de 30 meses, que no podrán
ser exportadas y tendrán que ser destruidas.
Desde que comenzó la crisis, los precios del vacuno han caído un
17% en el conjunto de la UE, un 24% en Alemania y un 18'6% en
Alemania. Para hacer frente a todos los gastos, el presupuesto
comunitario dispone de una reserva de 1.200 millones de euros
(200.000 millones de pesetas) que ayudarán a sufragar los tests
para detectar la enfermedad y la destrucción de las canales que se
retiren del consumo, entre otras medidas presentadas ayer por los
comisarios europeos de Salud y Protección al Consumidor, David
Byrne, y de Agricultura, Desarrollo rural y Pesca, Franz
Fischler.
La Comisión Europea cedió ayer a las presiones políticas de los
distintos países del Parlamento Europeo y decidió proponer una
suspensión total del uso de las harinas animales por un periodo de
seis meses, junto a un paquete de medidas con los que la UE
pretende recuperar el liderazgo en la prevención de la
Encefalopatía Espongiforme Bovina (EEB) o 'mal de las vacas locas'.
La prohibición de las harinas cargará a la economía de los Quince
con unos gastos de 3.000 millones de (500.000 millones de pesetas),
que se sumarán a los 1.500 millones (250.000 millones) que se
dejarán de ingresar por el abandono de esta actividad.
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