El ex ministro francés de Exteriores Roland Dumas perdió ayer
bruscamente la sangre fría y arremetió contra el fiscal del
tribunal que le juzga por complicidad y encubrimiento de abusos de
bienes sociales a expensas de Elf de 1989 a 1993.
Tras declarar ayer sobre las estatuillas griegas que le regaló
en 1990 su entonces amante Christine Deviers-Joncour cuando era
remunerada por la petrolera Elf, Dumas atacó al fiscal del Tribunal
Correccional de París, Jean-Pierre Champrenault. La reacción se
produjo cuando Champrenault interrogaba a Dumas sobre el origen de
unos pagos en metálico que durante un tiempo llamaron la atención
de la Justicia, aunque no se le acusó finalmente de ningún
cargo.
«Un día me ocuparé yo de ciertos magistrados y verá lo que
pasa», amenazó el que fuera estrecho colaborador de Francois
Mitterrand y un brillante abogado, así como la quinta autoridad del
Estado francés cuando presidió el Consejo Constitucional, cargo del
que dimitió en 1999 debido al escándalo. El fiscal replicó que «una
vez más, no responde usted a las cuestiones precisas que le
planteo».
«Es una vergüenza», espetó entonces Dumas. «Se lo pido por
favor», reaccionó el fiscal, a lo que él remachó: «no me importan
sus peticiones».
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