Dirigentes de la OTAN y la UE, junto a otros de la ONU y la OSCE,
se reunieron ayer en Bruselas para tratar de coordinar su actuación
con el fin de frenar los ataques de la guerrilla albanesa en el sur
de Serbia. El secretario general de la OTAN, George Robertson, fue
el anfitrión de la reunión en la que participaron Javier Solana, en
representación de la UE, la ministra sueca de Exteriores, Anna
Lindh, cuyo país ejerce la presidencia de turno, y el comisario de
Exteriores, Chris Patten.
Carld Bildt, que representó a la ONU, señaló en una conferencia
de prensa que el objetivo fue ver cómo mejorar la coordinación. «Si
observamos la experiencia de lo ocurrido en los Balcanes en los
últimos años se deduce que necesitamos coordinación, necesitamos
hablar el mismo lenguaje e intercambiar información», señaló.
Robertson anunció que como una primera medida hoy viajarán a la
zona del sudeste de Serbia su representante especial, Pieter Feith,
y el de Solana, el diplomático austriaco Stefan Lehne, ambos
nombrados ayer. El dirigente aliado señaló que la OTAN observa con
«gran seriedad» la evolución de la situación en el valle de Presevo
y considera que no debe perderse «la oportunidad histórica que se
ofrece a la gente de la zona de alcanzar un acuerdo duradero» a sus
diferencias.
Por esa razón, tras anunciar ayer su disposición a reducir la
Zona de Seguridad de cinco kilómetros en torno a Kosovo como
reclama Belgrado, volvió a apelar a ambas partes a no desaprovechar
la ocasión de negociar que se les ofrece. La UE confirmó su
disposición a incrementar hasta 30 el número de sus observadores en
el valle de Presevo, en una operación totalmente nueva, ya que no
es humanitaria ni tampoco militar, y que fue solicitada por el
Gobierno de Belgrado.
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